El jardín encantado de Tomás y Martu
Había una vez un niño llamado Tomás, que desde pequeño tenía dificultades para caminar. Sus piernas no eran tan fuertes como las de los demás niños y a veces le costaba seguirles el ritmo.
A pesar de esto, siempre tenía una sonrisa en su rostro y nunca se daba por vencido. Un día, Tomás decidió explorar el jardín detrás de su casa.
Al entrar, se dio cuenta de que era el único que presentaba alguna dificultad para caminar. Se sintió un poco triste al principio, pero pronto decidió seguir adelante y disfrutar del hermoso lugar. Con el paso del tiempo, Tomás conoció a Martu, su mejor amiga.
Martu era una niña muy alegre y curiosa, siempre dispuesta a descubrir cosas nuevas. Juntos pasaban horas jugando en el jardín, inventando historias y compartiendo risas. Un día, mientras paseaban por el jardín, Martu notó que Tomás se detenía con más frecuencia para descansar sus piernas.
Ella lo miró con preocupación y le preguntó:- ¿Estás bien, Tomás? Parece que te cansas mucho últimamente. Tomás asintió con la cabeza y le contó a Martu sobre sus dificultades para caminar.
Martu escuchaba atentamente y luego le dijo con determinación:- No te preocupes, Tomás. Estoy segura de que juntos encontraremos una solución. Martu comenzó a investigar en libros antiguos sobre plantas mágicas que podrían ayudar a fortalecer las piernas de su amigo.
Después de varios intentos fallidos, finalmente dio con una receta secreta que parecía prometedora. Con mucho entusiasmo, Martu preparó la poción mágica y se la dio a Tomás.
Este bebió la poción sin dudarlo y al instante sintió cómo sus piernas cobraban fuerza renovada. Se levantó emocionado y empezó a dar saltos de alegría. - ¡Funcionó! ¡Funcionó! -exclamaba Tomás emocionado mientras abrazaba a su amiga Martu.
Desde ese día, Tomás pudo caminar sin dificultad por el jardín e incluso participar en carreras con los demás niños. Descubrió que no estaba solo en sus dificultades y aprendió la importancia de contar con amigos como Martu que estuvieran dispuestos a ayudarlo en todo momento.
Así, entre risas y aventuras, Tomás y Martu demostraron que juntos podían superar cualquier obstáculo que se les presentara en el camino.
FIN.