El jardín flotante de Lola


En un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, donde la magia y lo imposible eran parte de la vida cotidiana, vivía una niña llamada Lola.

Lola era una niña curiosa y soñadora, a quien le encantaba pasear por el bosque en busca de aventuras. Un día, mientras exploraba el bosque, Lola se encontró con una planta muy especial. Tenía hojas brillantes y flores de colores vibrantes que parecían brillar con luz propia.

Intrigada por su belleza, Lola decidió llevarla a casa y cuidarla en su jardín. "¡Mamá, mira lo que encontré en el bosque! Es la planta más hermosa que he visto nunca", exclamó Lola emocionada.

Su mamá sonrió al ver la planta y le dijo: "Es una planta mágica, hija. Se dice que solo florece cuando alguien puro de corazón la cuida con amor". Lola siguió cuidando la planta con esmero, regándola todos los días y asegurándose de que recibiera suficiente luz solar.

Para su sorpresa, al cabo de unas semanas, la planta comenzó a crecer de manera extraordinaria. Sus raíces se elevaron del suelo y poco a poco el jardín entero comenzó a flotar en el aire.

"¡Mamá, mira! ¡Nuestro jardín está flotando!", gritó Lola asombrada. La noticia del jardín flotante rápidamente se extendió por todo el pueblo. Todos querían ver esta maravilla con sus propios ojos.

Sin embargo, algunos habitantes empezaron a tener envidia de la familia de Lola y trataron de encontrar formas de hacerles daño para quedarse con la planta mágica. Un día, mientras Lola estaba sola en casa, un grupo de aldeanos malintencionados entraron furtivamente en su jardín con la intención de robar la planta mágica.

Sin embargo, antes de poder hacerlo, las raíces cobraron vida propia y atraparon a los ladrones.

"¡Deténganse! ¡La planta no les pertenece! Deben aprender a respetar lo maravilloso sin intentar poseerlo", les reprendió una voz misteriosa que parecía salir directamente de la naturaleza misma. Los ladrones quedaron petrificados por unos segundos antes de salir corriendo despavoridos del lugar.

Desde ese día, aprendieron a respetar no solo a la familia de Lola sino también al mundo natural que los rodeaba. El jardín flotante siguió siendo un símbolo de esperanza y bondad en Villa Esperanza. La gente venía desde lejos para admirarlo y escuchar las historias sobre cómo una niña valiente había protegido algo tan especial para todos.

Y así fue como Lola descubrió que las cosas más increíbles pueden suceder cuando se actúa desde el amor y el respeto hacia todo lo que nos rodea.

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