El Jardín Mágico de la Amistad
Había una vez en un hermoso jardín, un hada llamada Melisa que vivía entre las flores. Ella era curiosa y siempre estaba buscando nuevas aventuras.
Un día, mientras volaba de flor en flor, se encontró con una abeja llamada Benito. "Hola, abejita. ¿Qué haces por aquí?", preguntó el hada. "Estoy recolectando néctar para hacer miel", respondió Benito.
El hada se interesó mucho en la tarea de la abeja y decidió ayudarla a recolectar el néctar de las flores. Juntas trabajaron arduamente durante horas, llenando los panales con deliciosa miel. Mientras tanto, en otro rincón del jardín, una jirafa llamada Lila estaba triste porque no podía alcanzar las hojas altas de los árboles para alimentarse.
"¡Ay! Si tan solo pudiera ser más alta", suspiraba la jirafa. Justo en ese momento, el hada Melisa y la abeja Benito llegaron al árbol donde se encontraba Lila. Al ver su tristeza, decidieron ayudarla.
"¡No te preocupes!", exclamó el hada. "Usaremos nuestra magia para que puedas llegar a todas las hojas". El hada agitó su varita mágica y transformó a Lila en la jirafa más alta que jamás hubiese existido.
Ahora podía alcanzar todas las hojas sin ningún problema. Llena de alegría, Lila comenzó a comer felizmente mientras el hada y la abeja continuaban su trabajo recolectando néctar y haciendo miel. Muy cerca de allí, en el gallinero, vivía un gallo llamado Federico.
Pero a diferencia de los demás gallos, él no podía cantar como ellos. Siempre se sentía triste por no poder comunicarse con su canto. Un día, mientras el hada Melisa volaba sobre el gallinero, escuchó al gallo Federico suspirando tristemente.
Ella decidió acercarse y preguntarle qué le pasaba. "No puedo cantar como los demás gallos", dijo Federico con voz apagada. El hada sonrió y le dijo: "No te preocupes, amigo.
¡Yo te ayudaré!"El hada agitó su varita mágica una vez más y le dio al gallo la capacidad de cantar melodías hermosas y únicas. Desde ese día, Federico se convirtió en el mejor cantante del gallinero.
Con cada uno de los personajes felices en sus nuevas habilidades, decidieron celebrarlo juntos organizando un gran picnic en el jardín. El hada Melisa preparó deliciosos dulces con la miel que habían recolectado junto a Benito.
Lila compartió las hojas más sabrosas que había recogido gracias a su nueva altura y Federico deleitó a todos con su hermoso canto. Así fue como estos diferentes personajes aprendieron a valorarse mutuamente y utilizar sus habilidades para ayudarse unos a otros.
Descubrieron que cada uno tenía algo especial que ofrecer al mundo y que trabajando juntos podían lograr cosas maravillosas. Y así, entre risas y alegría, vivieron felices para siempre en ese hermoso jardín, donde todo era posible gracias a la amistad y el trabajo en equipo.
FIN.