El Jardín Mágico de la Escuela



Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina una escuela llamada 'El Jardín de la Amistad'. Era un lugar lleno de risas, colores y, sobre todo, de mucho amor. Los niños que asistían a esa escuela no sólo aprendían matemáticas y lengua, sino también la importancia de la amistad y el cuidado de los animales.

Un día, los alumnos de cuarto grado, liderados por su maestra, la dulce señora Clara, decidieron hacer un proyecto especial sobre los animales. "¡Hagamos un jardín donde podamos cuidar a los animales que no tienen hogar!"- sugirió Sofía, una de las estudiantes más entusiastas. "¡Me encanta la idea!"- exclamó su amigo Lucas. Todos acordaron que sería un magnífico proyecto.

Los niños comenzaron a trabajar. Reunieron materiales, y un sábado, se pusieron manos a la obra. Mientras cavaban la tierra y plantaban flores, encontraron a un perrito callejero con una trenza de barro en el pelaje. "¡Miren!"- gritó Tomás, señalando al perro. "Es tan lindo, ¿podemos quedárnoslo?"-

La señora Clara, al ver la escena, sonrió y dijo: "Podemos cuidarlo hasta que encuentre un hogar. Pero primero, necesitamos un nombre. ¿Qué les parece Miel?"- Todos aplaudieron y gritaron: "¡Miel!"- así que Miel se convirtió en el nuevo integrante del Jardín de la Amistad.

Con el paso de las semanas, Miel no solo se anotó en las clases de los niños, sino que también ayudó a sembrar la felicidad. En los recreos, corría por el patio haciendo que todos rieran. "¡Es el mejor ayudante!"- dijo Valentina mientras acariciaba a Miel. Pero un día, ocurrió algo inesperado.

Durante una de sus clases, el cielo se oscureció y comenzaron a caer gotas de lluvia. "¡Chicos, rápido! ¡A cubrir el jardín!"- gritó la señora Clara. Todos corrieron, pero faltaba Miel. "¿Dónde estará?"- se preguntó Luka, un amigo que siempre estaba al tanto del perrito. No lo encontraron por ningún lado; extrañaban su ladrido y sus travesuras.

Al cabo de un rato, el sol volvió a brillar y decidieron buscar a Miel. "Nos puede haber llevado a alguna parte"- dijo Sofía, un poco preocupada. Pero algo increíble ocurrió. Mientras ellos llamaban a su amigo, escucharon un ladrido, pero no era solo eso.

Al acercarse a un arbusto cercano, descubrieron que Miel estaba rodeado de un grupo de pequeños gatitos. El perrito había encontrado un gato perdido que había tenido recién sus bebés. "¡Mira, encontraste una familia!"- dijo Valentina mirando a Miel. La señora Clara se acercó y dijo: "Esto es maravilloso. No solo cuidamos de Miel, sino que él también cuida de otros animales"-.

Los niños decidieron construir un refugio más grande en el jardín para ayudar a más animales. Así, el Jardín de la Amistad se transformó en un lugar donde todos los animales podían encontrar amor y un hogar.

Pero eso no fue todo; con el tiempo, sus acciones inspiraron al resto de la escuela a hacer lo mismo. Se organizó un evento donde los chicos podían traer alimentos y juguetes para animales. Era una gran fiesta que unió a toda la comunidad. "¡Qué alegría ver tanta gente unida por los animales!"- dijo la señora Clara.

Finalmente, el Jardín Mágico de la Escuela no solo se convirtió en un lugar de aprendizaje académico, sino también en un hogar para muchos animales, lleno de risas, cuidado y, sobre todo, amistad. Todos habían comprendido que, cuidando de los animales, también aprendían a cuidar de sí mismos y de su entorno.

Así, Miel se volvió el símbolo de la felicidad y la amistad de la escuela, demostrando que un pequeño gesto puede hacer una gran diferencia. Y a partir de ese día, los niños se comprometieron a cuidar de cada ser vivo, porque sabían que cada uno merecía amor y un lugar en el mundo.

Y colorín colorado, este cuento ha terminado.

FIN.

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