El Jardín Mágico de Lila y Tomi
Érase una vez, en un pequeño barrio, dos amigos llamados Lila y Tomi. Lila era una niñita llena de curiosidad, y Tomi, un niño que adoraba jugar al aire libre. Un día soleado, mientras exploraban el jardín de Lila, encontraron una pequeña semilla brillante en el suelo.
"¿Qué será esto?" - preguntó Lila, mirando la semilla con ojos asombrados.
"No sé, pero deberíamos plantarla y ver qué pasa" - respondió Tomi con una gran sonrisa.
Los dos amigos decidieron hacer un pequeño agujero en la tierra y plantar la semilla. La regaron con agua y la cuidaron con mucho amor. Todos los días, Lila y Tomi volvían al jardín para ver si la semilla había crecido. Pero pasaron los días y no pasaba nada.
"Quizás no está funcionando" - dijo Lila desanimada.
"No debemos rendirnos, las plantas a veces necesitan tiempo" - animó Tomi.
Con paciencia y esmero, siguieron cuidando la semilla. Un día, mientras jugaban cerca del jardín, escucharon un suave murmullo. Era como si la tierra estuviera hablando. Entonces, Lila se agachó y, al tocar la tierra, ¡la semilla comenzó a brillar!"¡Mirá, Tomi!" - gritó Lila emocionada. "¡Está pasando algo mágico!"
De la semilla, comenzó a salir un tallito verde que subía hacia el sol. A medida que crecía, sus hojas brillaban como estrellas, llenando el jardín con un aroma dulce. Era una planta mágica, y en cada hoja había un pequeño destino que Lila y Tomi debían descubrir.
"¿Qué haremos con ella?" - se preguntó Tomi, mirándola con admiración.
"Debemos cuidar de ella siempre y proteger su magia" - respondió Lila con seriedad.
Así, los dos amigos dedicaron sus días a cuidar la planta. Se aseguraron de que tuviera suficiente agua, sol, y alegría. Pronto, la planta floreció y se llenó de flores brillantes que daban vida al jardín.
"¡Guau! ¡Es preciosa!" - exclamó Tomi, dando saltitos de felicidad.
"¡Es nuestra obra maestra!" - respondió Lila con una gran sonrisa.
Desde ese día, cada vez que alguien se acercaba al jardín, las flores comenzaban a bailar y a cantar. Todos los niños del barrio venían a ver el Jardín Mágico de Lila y Tomi, donde la amistad y la naturaleza se unían para crear algo increíble.
Y así fue como Lila y Tomi aprendieron que con amor y dedicación, las cosas hermosas pueden florecer, ¡y que juntos pueden lograr grandes maravillas! El jardín se convirtió en un lugar especial, lleno de risas y alegría, y los dos amigos nunca dejaron de cuidar su mágico jardín.
Fin.
FIN.