El jardín mágico de los ángeles
En un pequeño pueblo, existía un jardín mágico custodiado por ángeles. Este jardín era un lugar maravilloso, donde flores de colores brillantes crecían en abundancia y los árboles susurraban secretos al viento. Los habitantes del pueblo sabían que debían cuidar y respetar la naturaleza para conservar la magia de este lugar.
Un día, llegó al pueblo un hombre llamado Manuel, quien había olvidado la importancia de la naturaleza. No apreciaba la belleza de las plantas y árboles, y solía maltratar el medio ambiente. Los ángeles del jardín observaban con tristeza cómo el hombre dañaba la tierra.
Un ángel valiente llamado Luna decidió intervenir. Se le apareció a Manuel en sueños y le mostró la maravilla del jardín mágico. Manuel despertó con el deseo de cambiar, de cuidar la naturaleza y de aprender a vivir en armonía con ella.
Luna guió a Manuel al jardín mágico y le enseñó a sembrar semillas, cuidar las plantas y escuchar el canto de los pájaros. Manuel descubrió la gratificación de colaborar con la naturaleza y poco a poco se convirtió en un protector del medio ambiente.
Los habitantes del pueblo notaron el cambio en Manuel y se unieron a él en su misión de preservar la magia del jardín. Juntos limpiaron ríos, plantaron árboles y construyeron casas amigables con el entorno. Los ángeles sonrieron al ver cómo el corazón de Manuel se abría a la belleza de la naturaleza, y el jardín mágico volvió a brillar con todo su esplendor.
Desde entonces, Manuel se convirtió en un ejemplo para todos, enseñando que la relación del hombre con la naturaleza es sagrada y que juntos pueden crear un mundo mejor para todos los seres vivos. Los ángeles, contentos, continuaron protegiendo el jardín mágico, sabiendo que ahora contaban con un amigo en la tierra.
Fin.
FIN.