El jardín mágico de los niños traviesos
En un pequeño pueblo llamado Villa Veggie, había un grupo de niños muy traviesos que se negaban a comer verduras.
Todos los días, en el almuerzo y la cena, hacían caras de asco y empujaban sus platos llenos de brócoli, espinacas y zanahorias. Un día, llegó al pueblo la noticia de que se celebraría un concurso de jardinería. Los niños curiosos decidieron ir a ver qué se trataba.
Para su sorpresa, el premio era una increíble montaña de golosinas para el ganador. Entre las risas y correteos de los niños, apareció Doña Hortensia, la anciana del pueblo conocida por tener el jardín más hermoso y colorido.
Los niños quedaron maravillados al ver sus flores tan vivas y sus vegetales tan frondosos. "¿Cómo lo logra?", preguntó uno de los niños. Doña Hortensia sonrió y les explicó que cuidaba su jardín con amor y paciencia, dándole agua todos los días y abonándolo con cariño.
Les contó también que cada planta tenía algo especial que ofrecer si se le daba la oportunidad. Los niños emocionados decidieron participar en el concurso. Cada uno recibió una semilla mágica para plantar en su propia maceta.
Con entusiasmo, regaron sus semillas todos los días y les hablaban con cariño como Doña Hortensia les enseñó. Días después, las primeras hojas comenzaron a brotar timidamente en las macetas de los niños.
Estaban felices al ver cómo crecían poco a poco gracias a su cuidado constante. Una noche, una tormenta azotó Villa Veggie dejando todo cubierto por barro y ramas caídas. Los niños corrieron preocupados hacia sus macetas temiendo lo peor.
Sin embargo, para su sorpresa, vieron cómo las plantitas resistían valientemente gracias al amor con el que habían sido cuidadas. "¡Nuestras plantitas están fuertes!", exclamaron emocionados los niños. La mañana siguiente llegó el día del concurso.
Los jueces recorrieron cada jardín admirando la belleza de las plantas pero cuando llegaron al jardín de los niños quedaron impactados al ver florecer no solo hermosas rosas sino también tomates jugosos, zanahorias tiernas e incluso algunas espinacas saludables.
Los niños ganaron el gran premio: la montaña de golosinas más grande que jamás hubieran visto. Sin embargo, para sorpresa de todos ellos decidieron compartir las golosinas con todo el pueblo a cambio de prometer cuidar sus propios jardines como Doña Hortensia les había enseñado.
Desde ese día en adelante, en Villa Veggie todos aprendieron a valorar no solo la importancia del cuidado hacia las plantas sino también lo importante que era darle una oportunidad a cosas nuevas como las verduras que antes despreciaban tanto.
FIN.