El Jardín Mágico de Susi
En un pequeño pueblo de las montañas de Bolivia, vivía una niña llamada Susi. Susi era muy curiosa y le encantaba explorar la naturaleza. En su pueblo, todos conocían a su abuela, Doña Rosa, que era un gran referente en el cuidado de la salud y la alimentación saludable.
Un día, mientras jugueteaba en el jardín de su abuela, Susi encontró una planta extraña que nunca había visto antes. "¿Qué es esto, abuela?", preguntó Susi, acercándose con entusiasmo.
"Es quínoa, querida. Es un alimento muy nutritivo y crece aquí cerquita. Podríamos hacer una ensalada deliciosa", respondió Doña Rosa.
Susi se emocionó y pidió ayuda a su abuela para cultivar quínoa. "¡Vamos a hacer un jardín!", exclamó Susi.
Ambas comenzaron a preparar la tierra, plantar semillas y cuidar de las plantas cada día. Mientras trabajaban, Doña Rosa le contaba sobre la importancia de comer frutas y verduras. "Las zanahorias y los tomates son llenos de vitaminas que nos hacen fuertes y saludables", explicó.
Un día, Susi decidió invitar a sus amigos a su casa para compartir el jardín. "¡Chicos, vengan! Vamos a hacer una fiesta de ensaladas con lo que cultivamos!", les gritó.
Sus amigos, emocionados, llegaron al jardín de Susi. "¿Qué vamos a hacer?", preguntó Mateo.
"Vamos a hacer ensaladas y jugar en el campo!", respondió Susi.
Mientras hacían las ensaladas, Susi recordó lo que había aprendido de su abuela. "Es importante comer de todo, así crecemos sanos y fuertes", dijo mientras mezclaba lechuga, quínoa y tomates.
De repente, una nube oscura apareció en el cielo. "Oh no, está lloviendo!", gritó Luisa.
Pero Susi tenía una idea. "Chicos, ¡no se preocupen! Podemos usar las verduras del jardín para hacer sopa en casa!"
Así, todos corrieron a la cocina, donde prepararon una rica sopa llena de vegetales y quínoa. "Mmm, ¡huele delicioso!", decía Mateo mientras revolvía la olla.
Luego de disfrutar de la sopa, Susi tuvo otra idea. "¿Y si hacemos una historia sobre nuestro jardín y la comida saludable?", sugirió.
"¡Sí! ¡Seremos autores!", respondedieron todos.
Así, empezaron a escribir y dibujar sobre su jardín mágico. Cada amigo aportaba algo: las aventuras con el quínoa, las ensaladas coloridas y lo importante de comer sano. Al final del día, decidieron compartir la historia con sus familias.
Al poco tiempo, otros niños del pueblo comenzaron a interesarse por los hábitos saludables. – "¡Vamos a hacer nuestro propio jardín como el de Susi!", gritaban mientras corrían a ver a Doña Rosa.
"Conamor y cuidados, todo crecerá!", decía Doña Rosa con una sonrisa.
El jardín de Susi se convirtió en un lugar de encuentro para los niños, que aprendieron sobre la naturaleza y la importancia de cuidar de su salud.
Las verduras crecían, las risas resonaban y la cocina estaba siempre llena de colores y sabores.
A medida que pasaba el tiempo, el pueblo comenzó a cambiar, todos se unieron para comer sano y cuidar de su salud. Susi, feliz, miraba su jardín lleno de vida y sonreía. "El verdadero mágico de este lugar es el amor y el cuidado que tenemos por la comida y nuestra salud", pensó.
Y así, en el pequeño pueblo de Bolivia, Susi marcó la diferencia con su pequeño jardín, enseñando a todos que comer sano y cuidar de uno mismo es un verdadero superpoder. Desde aquel día, todos en el pueblo vivieron felices y saludables, aprendiendo del jardín mágico de Susi.
FIN.