El jardín mágico y el río limpio


En una soleada mañana de primavera, en la Escuela del Sol, un grupo de nenes de 6 años se encontraba jugando en el patio. Pero esta vez, algo era diferente.

Los nenes estaban muy emocionados porque habían decidido cuidar el medio ambiente y convertir su escuela en un lugar más verde y sostenible. La maestra Lucía los observaba con una sonrisa mientras jugaban a ser superhéroes del planeta Tierra.

Cada uno tenía un superpoder especial para proteger la naturaleza: había un Nene Reciclador, que podía convertir basura en cosas útiles; una Nena Ahorradora de Agua, que podía hacer que las gotas duraran mucho más tiempo; y hasta un Nene Sembrador, que hacía crecer plantas mágicamente.

Un día, mientras exploraban el patio buscando formas de ayudar al medio ambiente, los nenes descubrieron algo sorprendente: ¡una pequeña lagartija atrapada entre las hojas secas! Estaba asustada y no sabía cómo salir. -¡No te preocupes! -exclamó el Nene Rescatador-.

¡Voy a salvarte! Con cuidado y paciencia, el nene logró liberar a la lagartija. Todos aplaudieron emocionados por su valiente acción. -¡Gracias por rescatarme! -dijo la lagartija-.

Mi nombre es Lila y soy la guardiana del jardín secreto de nuestra escuela. Los nenes quedaron boquiabiertos ante esta revelación. -¿Un jardín secreto? ¿Dónde está? -preguntó emocionado el Nene Explorador.

Lila les explicó que el jardín estaba escondido detrás de una puerta mágica, pero que había sido descuidado y estaba en peligro. Las plantas estaban marchitas y tristes porque nadie las cuidaba. -¡No podemos permitir eso! -exclamaron los nenes al unísono-.

¡Vamos a salvar el jardín secreto! Decididos a ayudar, los nenes se dividieron en equipos y comenzaron su misión. El Nene Rescatador recolectó agua de lluvia para regar las plantas sedientas. La Nena Ahorradora de Agua enseñó a todos cómo usar solo la cantidad necesaria para cada planta.

El Nene Sembrador trajo semillas nuevas y las plantó con mucho amor. Día tras día, los nenes trabajaron incansablemente para revivir el jardín secreto. Pronto, las flores empezaron a brotar, llenando el aire con sus fragancias dulces.

Los pájaros regresaron a cantar entre los árboles y mariposas multicolores revoloteaban por todas partes. Un día, mientras disfrutaban del hermoso jardín que habían creado, Lila apareció emocionada. -¡Muchas gracias por devolverle la vida al jardín secreto! -dijo-.

Pero ahora tenemos otro problema: hay demasiada basura acumulada en nuestro río cercano y está contaminando el agua. Los nenes se miraron unos a otros determinados a solucionar este nuevo desafío. -¡Vamos a hacerlo! -gritaron entusiasmados.

Con la ayuda de Lucía, organizaron una campaña de limpieza en la que invitaron a toda la comunidad a unirse. Juntos, recolectaron bolsas y bolsas de basura, dejando el río limpio y puro como antes. Al finalizar la jornada, todos celebraron con una gran fiesta en el jardín secreto.

Los nenes se sentían orgullosos de su trabajo y sabían que habían hecho una diferencia para proteger el medio ambiente. Desde ese día, la Escuela del Sol se convirtió en un ejemplo para otras escuelas.

Los nenes continuaron cuidando el jardín secreto y encontraron nuevas formas de proteger el planeta Tierra. Y así, los nenes aprendieron que no importa cuán pequeños sean, todos podemos hacer grandes cosas para cuidar nuestro hogar: ¡el hermoso planeta Tierra!

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