El jardín secreto de las tres pruebas
Elizabeth y Bruno eran dos hermanos muy aventureros. Les encantaba explorar nuevos lugares y descubrir cosas nuevas. Un día, mientras jugaban en el bosque cerca de su casa, encontraron una puerta escondida detrás de unos arbustos.
- ¡Mira, Elizabeth! -exclamó Bruno emocionado-. Hay una puerta aquí. - ¿Quieres abrirla? -preguntó Elizabeth con curiosidad. Bruno asintió con la cabeza y juntos empujaron la puerta. Al otro lado había un jardín enorme lleno de árboles gigantes.
Los niños se adentraron en el jardín maravillados por lo que veían a su alrededor. De repente, escucharon un ruido extraño detrás de ellos. Se dieron vuelta y vieron que la puerta había desaparecido.
- ¡Oh no! ¿Cómo vamos a salir ahora? -se lamentó Elizabeth preocupada. Los hermanos caminaron un rato buscando alguna salida del jardín, pero todo parecía igual. Fue entonces cuando escucharon otra vez el mismo ruido extraño que habían oído antes.
- ¿Qué es eso? -preguntó Bruno asustado. Elizabeth se acercó al árbol más cercano para investigar y descubrió que era un árbol parlante. - No te asustes, soy Álvaro el árbol -dijo la voz del árbol-.
Soy uno de los guardianes del jardín mágico donde estás atrapada junto a tu hermano Bruno. Los niños se sorprendieron mucho al escuchar esto, pero también sintieron esperanza de encontrar una solución para salir del jardín. - ¿Cómo podemos salir de aquí? -preguntó Elizabeth al árbol Álvaro.
- Solo hay una forma de salir, pero tendrán que pasar tres pruebas para lograrlo -respondió el árbol-. Si las superan, podrán volver a casa sanos y salvos. Los hermanos aceptaron el desafío y comenzaron la primera prueba.
Debían encontrar un camino seguro a través del laberinto de setos. Después de mucho caminar, encontraron la salida y superaron la primera prueba.
La segunda prueba era escalar el árbol más alto del jardín para conseguir una llave mágica que abriría la puerta invisible que los mantenía atrapados en el jardín. Fue difícil, pero finalmente lo lograron y obtuvieron la llave mágica.
Para la tercera prueba debían enfrentar su mayor miedo: Bruno tenía miedo a las arañas mientras que Elizabeth tenía miedo a las alturas. Con valentía, superaron sus temores y finalmente llegaron a la puerta invisible donde usaron la llave mágica para abrirla.
Cuando salieron del jardín, se encontraban en el mismo lugar donde habían entrado por primera vez. La puerta estaba allí nuevamente como si nunca hubieran salido. Los hermanos se dieron cuenta de que todo había sido parte de un sueño maravilloso lleno de aventuras emocionantes.
Desde entonces, Elizabeth y Bruno aprendieron que siempre deben enfrentar sus temores con valentía y perseverancia para alcanzar sus objetivos. Y nunca olvidarán aquel increíble jardín lleno de árboles gigantes y pruebas mágicas.
FIN.