El jardín secreto de los abuelos



Emma, Dante y Eva eran tres hermanitos muy unidos que vivían en una pequeña casa en la ciudad. Aunque les gustaba jugar juntos en el parque cercano, siempre anhelaban las visitas a la casa de los abuelos.

Los abuelos tenían una gran casa con un enorme jardín lleno de árboles frutales y flores de todos los colores.

Un día, mientras jugaban en el jardín, Emma se acercó a su abuela y le preguntó: "Abuela, ¿por qué tienes tantas flores aquí?"La abuela sonrió y respondió: "Porque me encanta verlas crecer y florecer. También atraen mariposas e insectos que ayudan al medio ambiente".

Dante se acercó corriendo con una manzana recién recolectada del árbol: "¡Mira lo que encontré! ¡Es tan fresca!"El abuelo se acercó sonriendo y dijo: "Eso es lo mejor de tener nuestro propio huerto. Podemos cosechar nuestras propias frutas y verduras frescas para comer".

Eva estaba ocupada jugando con las mariposas que revoloteaban cerca de ella. De repente, vio una oruga moviéndose lentamente sobre una hoja. "¡Miren chicos!", exclamó Eva señalando hacia la oruga. "¿Qué crees que hará después?"La abuela se agachó junto a ellos para examinarla más de cerca.

"Esta oruga tejiendo su capullo pronto", explicó ella. Los niños estaban fascinados por todo lo que aprendían cada vez que visitaban a sus abuelos. Cada vez que venían, encontraban algo nuevo y emocionante para explorar.

Un día, mientras jugaban en el jardín trasero, Emma descubrió una pequeña puerta escondida detrás de un arbusto. "¡Miren chicos! ¡Hay una puerta aquí!", gritó emocionada. Dante corrió a su lado y trató de abrirla: "Parece estar cerrada con llave".

La abuela se acercó y les dijo: "Esa puerta lleva a un pequeño invernadero que solía ser muy hermoso. Pero nadie ha entrado allí desde hace años porque perdimos la llave".

Los niños estaban decididos a encontrar la manera de entrar al invernadero. Después de buscar por todas partes, Dante encontró la llave debajo de una maceta vacía. "¡Lo logramos!", exclamó Eva mientras entraban al invernadero. El interior estaba lleno de plantas marchitas y secas.

La abuela explicó: "Solíamos cultivar muchas flores aquí, pero nos olvidamos de cuidarlas. Las plantas necesitan atención constante para crecer sanas y fuertes".

Los niños entendieron lo importante que era cuidar las cosas importantes en la vida para mantenerlas vivas y saludables. Desde aquel día, los tres hermanitos comenzaron a ayudar a sus abuelos en el cuidado del jardín y del huerto. Aprendieron cómo sembrar semillas, regar las plantas y cosechar frutas frescas y verduras todos los días.

Cada vez que visitan la casa de sus abuelos ahora, disfrutan del hermoso jardín lleno de vida y color. Y saben que el cuidado constante y la atención son las claves para mantener las cosas importantes en la vida.

FIN.

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