El Jinete de los Colores



En la mágica selva de Yacaré, donde los árboles eran tan altos que tocaban el cielo y las cataratas sonaban como dulces melodías, vivía un pequeño loro llamado Lalo. Lalo no era un loro común. Tenía plumas de todos los colores del arcoíris, lo que lo hacía el más especial de todos los animales de la selva.

Un día, mientras volaba cerca de las espléndidas cataratas, Lalo escuchó un fuerte llanto. Curioso, voló hacia el sonido y se encontró con una pequeña tortuga llamada Tati, que estaba atrapada entre unas piedras.

- “¡Ayuda! ¡No puedo salir! ” - exclamó Tati, llena de tristeza.

- “¡No te preocupes, Tati! ¡Yo te ayudaré! ” - contestó Lalo lleno de determinación.

Lalo voló alrededor de Tati, intentando encontrar la forma de liberar a su nueva amiga. Sin embargo, las piedras eran muy pesadas y él no podía moverlas solo.

- “¿Y si conseguimos ayuda? ” - sugirió Lalo.

- “¿A quién podríamos llamar? ” - preguntó Tati con esperanza.

- “Podríamos pedirle ayuda a mis amigos los monos, ellos son muy fuertes y ágiles.” - dijo Lalo, comenzando a volar hacia donde vivían los monos.

Cuando llegaron al grupo de monos, Lalo pidió ayuda. El grupo decidió unirse a la aventura.

- “¡Venid, amigos! ¡Tenemos que ayudar a la tortuga! ” - gritó uno de los monos, mientras saltaban de rama en rama.

Luego de unos minutos de trabajo en equipo, los monos lograron mover las piedras y liberar a Tati.

- “¡Gracias, Lalo! ¡Gracias, amigos monos! ” - dijo la tortuga, agradecida y llena de alegría.

Pero justo en ese momento, un fuerte viento comenzó a soplar, trayendo nubes oscuras. Los animales miraron al cielo intranquilos.

- “¡Debemos buscar un lugar seguro! ”, - dijo uno de los monos que podía ver la tormenta que se estaba acercando.

Los animales comenzaron a correr hacia el interior de la selva, pero Tati, todavía pequeña y lenta, no podía seguir el ritmo. Lalo, al darse cuenta de esto, decidió ayudarla.

- “¡Subí en mi espalda, Tati! ¡Te llevaré! ” - exclamó Lalo.

Tati subió rápidamente y Lalo voló lo más rápido que pudo. Para cuando llegaron a un lugar seguro, la tormenta ya había comenzado a desatarse. Todos se acurrucaron bajo un gran árbol, ansiosos pero al mismo tiempo agradecidos de estar juntos.

Cuando la tormenta pasó, los animales se miraron y encontraron que la selva había cambiado de un modo mágico. Los colores que habían usado como base en su vida diaria parecían más intensos y brillantes que nunca.

- “¡Miren! ¡El arcoíris! ”, - gritó uno de los monos, alzando la vista al cielo, donde un hermoso arcoíris se extendía por sobre las cataratas.

- “¡Es la magia de la amistad y la unión! ” - exclamó Lalo emocionado.

Desde aquel día, Lalo, Tati y los monos se convirtieron en los mejores amigos de la selva. Juntos aprendieron que al trabajar en equipo y ayudarse mutuamente, podían superar cualquier desafío.

Así, en la selva de Yacaré, los animales ya no veían solo colores, ¡los vivían! Y siempre recordaban que la verdadera magia estaba en ayudar a los demás y en compartir momentos de amistad.

Y así, Lalo el loro multicolor se convirtió en el jinete de los colores, demostrando que la vida es más hermosa cuando estamos juntos, y que la ayuda mutua llena de colores nuestro corazón.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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