El juego de la amistad


Había una vez una profesora llamada Iris Winkler que enseñaba a los estudiantes de 4to. año de comunicación.

Todo parecía ir bien en su clase hasta que un día, los alumnos empezaron a comportarse mal y no respondían a las indicaciones de la profesora. La profesora intentó darles la lección del día pero los estudiantes seguían haciendo ruido, hablando entre ellos y jugando en sus celulares.

La señorita Winkler se sintió frustrada y triste al ver que su clase estaba fuera de control. "¡Chicos, por favor! Necesito que me escuchen para poder enseñarles", dijo la profesora con voz firme. Pero los alumnos continuaron ignorándola.

Entonces, la señorita Winkler decidió hacer algo diferente para capturar la atención de sus estudiantes. "Chicos, ¿qué tal si hacemos algo divertido?", preguntó la profesora con una sonrisa en el rostro. Los estudiantes se miraron entre sí curiosos mientras dejaban sus celulares sobre sus pupitres.

"-¿Qué propones?" Preguntó Valeria, una alumna muy participativa en clase. "Bueno... qué les parece si hacemos un juego donde cada uno tenga que decir algo positivo acerca del compañero sentado al lado", propuso Iris. Los estudiantes dudaron al principio pero luego aceptaron el desafío.

Uno por uno fueron diciendo cosas buenas acerca del alumno sentado al lado. Algunos dijeron que eran muy buenos amigos mientras otros destacaban lo inteligente o divertido que era el otro estudiante.

Con este juego, poco a poco la atmósfera fue cambiando en el salón de clases. Los estudiantes empezaron a prestar atención y a interactuar de una manera más positiva.

La profesora Iris se dio cuenta que el desorden había sido causado por la falta de conexión entre los alumnos, así que decidió utilizar este juego para fomentar la amistad y el respeto entre ellos. A partir de ese día, las clases de la señorita Winkler fueron mucho más productivas.

Los estudiantes aprendieron a valorar las cualidades positivas en sus compañeros y a trabajar juntos como equipo. Y así, gracias a la creatividad y paciencia de su profesora, los alumnos descubrieron que podían ser mejores amigos y mejores estudiantes al mismo tiempo.

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