El Juego de las Elecciones



Había una vez dos hermanitos llamados Naira y Rubén que se querían muchísimo. Pasaban el día jugando juntos, riendo y compartiendo aventuras. Eran inseparables.

Un día, mientras estaban en el parque, Rubén se encontró con una caca de perro en el suelo. Sin pensarlo dos veces, decidió hacerle una broma a Naira y la agarró con un palo para lanzársela.

Pero en lugar de darle a Naira, ¡la caca voló por los aires y le cayó encima al señor Pascual! Rubén quedó petrificado al ver lo que había hecho. El señor Pascual estaba lleno de caca y muy enfadado. Le gritaba e insultaba sin parar mientras intentaba limpiarse como podía.

Naira también estaba impactada por lo sucedido. No podía creer que su hermanito hubiera causado semejante desastre. Se acercó al señor Pascual, le pidió disculpas en nombre de Rubén y ofreció ayudarle a limpiarse.

El señor Pascual aceptó las disculpas pero no pudo evitar seguir regañando a Rubén durante un rato más. Finalmente, todos lograron calmarse y el señor Pascual se fue del parque después de lavarse bien.

Naira miró a su hermanito con tristeza y le dijo: "Rubén, sé que solo querías hacerme reír pero eso no fue nada divertido". Rubén bajó la cabeza avergonzado y respondió: "Lo siento mucho, Naira. No pensé en las consecuencias".

Desde ese día, Naira decidió enseñarle a su hermanito una lección muy importante: pensar antes de actuar. Juntos, crearon un juego llamado "El juego de las decisiones" en el que debían pensar en las consecuencias de sus acciones antes de llevarlas a cabo.

Cada vez que se encontraban ante una situación difícil, se detenían un momento y pensaban juntos qué podría pasar si tomaban una decisión u otra. Aprendieron a analizar las opciones y elegir la mejor para evitar problemas o hacer daño a alguien más.

Con el tiempo, Rubén aprendió la importancia de pensar antes de actuar. Ya no hacía travesuras sin medir las consecuencias y siempre consideraba cómo sus acciones podrían afectar a los demás. Naira estaba orgullosa del cambio positivo que había logrado en su hermanito.

Ambos comprendieron que la paciencia, la empatía y el respeto eran fundamentales para mantener una buena relación entre ellos y con los demás. Así, Naira y Rubén continuaron viviendo aventuras juntos pero esta vez con más responsabilidad y cuidado.

Aprendieron que todos cometemos errores, pero lo importante es aprender de ellos y convertirse en mejores personas cada día.

Y así fue como este pequeño incidente con una caca les enseñó a Naira y Rubén valores importantes que aplicaron durante toda su vida: pensar antes de actuar, ser empáticos con los demás y tomar decisiones responsables.

FIN.

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