El juego de las escondidas en el comedor


Gatita Preciosa y su amigo Son Ratón estaban muy emocionados esa tarde. Habían decidido jugar a las escondidas en el comedor junto a la cálida chimenea.

Gatita Preciosa, con su pelaje blanco como la nieve y sus ojos brillantes, estaba lista para comenzar. Son Ratón, con su pequeño cuerpo, estaba listo para esconderse. "¡Vamos a jugar a las escondidas!", maulló Gatita Preciosa. Son Ratón asintió emocionado y dijo: "¡Estoy listo para esconderme, pero prométeme que me encontrarás pronto!".

Gatita Preciosa sonrió y cerró los ojos. Comenzaron a contar: "Uno, dos, tres, ¡cinco! ¡Listos o no, aquí voy!". Gatita Preciosa buscaba con cuidado en cada rincón del comedor, moviendo los cojines y mirando detrás de las cortinas.

Mientras tanto, Son Ratón se escondió en un rincón cerca de la chimenea. Con cada segundo que pasaba, Son Ratón se emocionaba más y más al ver que Gatita Preciosa no lograba encontrarlo.

Pero Gatita Preciosa, con su agudo oído, logró escuchar un pequeño susurro proveniente del rincón. Se acercó sigilosamente y descubrió a Son Ratón. "¡Te encontré! ¡Me encantó el lugar donde te escondiste, pero ahora es mi turno de esconderme!", dijo Gatita Preciosa con alegría. Son Ratón asintió y comenzó a contar.

Gatita Preciosa buscó un lugar para esconderse y encontró un cajón grande justo al lado de la chimenea. Se deslizó dentro y esperó en silencio. Son Ratón terminó de contar y comenzó a buscar a Gatita Preciosa.

Buscó en los rincones, bajo la mesa y detrás de las sillas, pero no lograba encontrarla. Gatita Preciosa sonreía desde su escondite, disfrutando cada segundo.

Finalmente, Son Ratón miró hacia el cajón junto a la chimenea y vio los ojitos brillantes de Gatita Preciosa. "¡Te encontré! ¡Eres muy buena en esto!", exclamó Son Ratón. Gatita Preciosa salió del cajón riendo y dijo: "Fue muy divertido. Me encanta jugar contigo, Son Ratón".

Jugar a las escondidas les había enseñado lo importante que es tomarse el tiempo para disfrutar de los pequeños momentos y valorar la amistad. Desde entonces, Gatita Preciosa y Son Ratón siguieron jugando y fortaleciendo su amistad a través de divertidos juegos y aventuras.

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