El juego de las palabras mágicas


Había una vez cuatro amigos viajeros llamados Martina, Juanito, Sofía y Tomás. Después de un agotador viaje por la bulliciosa ciudad de Londres, decidieron que necesitaban un merecido descanso en un tranquilo pueblo de montaña.

Al llegar al pintoresco pueblo, se encontraron con una pequeña posada llamada "El Refugio del Bosque". Era una encantadora casa de campo rodeada de árboles y flores coloridas.

El dueño del lugar, Don Carlos, les dio la bienvenida con amabilidad y los llevó a sus cómodas habitaciones. "¡Qué hermoso lugar!" exclamó Sofía mientras se asomaba por la ventana y veía las montañas cubiertas de nieve. "Sí, es perfecto para relajarnos después del ajetreo de la ciudad", respondió Martina sonriendo.

Los días pasaron tranquilos en el pueblo. Los amigos disfrutaban explorando los senderos naturales y respirando el aire fresco de la montaña.

Pero un día, algo inesperado sucedió: una fuerte tormenta llegó al pueblo y dejó a todos atrapados en sus casas. La electricidad se cortó y los caminos quedaron bloqueados por los árboles caídos. "¡Oh no! ¿Qué vamos a hacer ahora?" preguntó preocupado Juanito. Don Carlos apareció en ese momento con linternas y velas para todos.

Les explicó que podrían pasar la noche en el salón comunal hasta que se restableciera el suministro eléctrico.

Mientras esperaban que amainara la tormenta, Don Carlos les contó sobre las tradiciones del pueblo y cómo solían divertirse en situaciones como esta. Les propuso jugar a un juego de palabras encadenadas para pasar el tiempo. "Comenzaremos con la palabra "montaña" y cada uno deberá decir una palabra que comience con la última letra de la palabra anterior", explicó Don Carlos.

Todos estuvieron de acuerdo y comenzaron a jugar. Martina dijo —"arcoiris" , Juanito continuó con —"sol"  y Sofía siguió con —"luna" . A medida que avanzaban en el juego, las risas llenaban el salón.

Pero algo sorprendente sucedió: mientras jugaban, se dieron cuenta de que las palabras que elegían se relacionaban con sus sueños y deseos más profundos. Martina eligió —"aventura" , ya que siempre había soñado con viajar por el mundo.

Juanito eligió —"familia" , porque quería formar una familia unida algún día. Sofía eligió —"amistad"  porque valoraba mucho a sus amigos, y Tomás eligió —"creatividad"  porque anhelaba ser un artista famoso. La tormenta finalmente pasó y los caminos fueron despejados al día siguiente.

Los amigos se despidieron de Don Carlos, pero no antes sin prometerle volver algún día.

De regreso en Londres, Martina decidió convertirse en una exploradora mundial; Juanito empezó a valorar aún más a su familia; Sofía hizo nuevos amigos e invitaba a todos a disfrutar juntos de momentos especiales; mientras tanto, Tomás descubrió su talento para pintar e incluso tuvo su primera exposición exitosa.

Y así fue como aquel viaje agotador en Londres llevó a estos cuatro amigos a un pueblo en la montaña, donde una tormenta inesperada y un juego de palabras encadenadas les revelaron sus más profundos deseos.

A partir de ese momento, se dieron cuenta de que no importaba qué tan lejos viajaran, lo importante era encontrar su propio refugio y perseguir sus sueños. Y así, Martina, Juanito, Sofía y Tomás aprendieron que los momentos difíciles pueden llevarnos a descubrir nuestras verdaderas pasiones y fortalecer nuestros lazos con los demás.

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