El juego de las palabras mágicas
Había una vez una niña muy inteligente llamada Lucielle que vivía junto a su abuela Ale en un pequeño pueblo de Argentina.
Lucielle siempre estaba buscando nuevas formas de aprender y divertirse, y un día se le ocurrió la brillante idea de jugar al tuti fruti con su abuela. - ¡Abuela Ale, tengo una idea genial! ¿Querés jugar al tuti fruti conmigo? - exclamó Lucielle emocionada.
La abuela Ale, siempre dispuesta a pasar tiempo con su nieta, aceptó encantada la propuesta. - ¡Claro que sí, mi querida Lucielle! Me encanta tu entusiasmo por aprender y divertirte. Vamos a jugar juntas al tuti fruti - respondió la abuela Ale sonriendo.
Ambas se sentaron en el patio trasero de la casa, rodeadas de papel y lápices de colores. La abuela Ale explicó las reglas del juego: debían elegir una letra del alfabeto y completar diferentes categorías como nombres, animales, objetos y lugares comenzando con esa letra.
Lucielle tomó el primer turno y eligió la letra —"A" . Rápidamente escribió —"Ana" para la categoría de nombres, —"Ardilla" para animales, "Avión" para objetos y —"Argentina" para lugares. La abuela Ale quedó impresionada por lo rápido que pensaba su nieta.
Luego fue el turno de ella y eligió la letra —"C" . Escribió —"Carlos" , —"Cocodrilo" , —"Cama" y —"Cordoba" . El juego continuó durante horas mientras ambas reían e intercambiaban ideas creativas. Lucielle demostraba su gran imaginación y conocimiento en cada respuesta.
De repente, la abuela Ale tuvo una idea para hacer el juego aún más emocionante. - ¿Qué tal si añadimos una regla extra? - sugirió la abuela Ale -.
Por cada respuesta que no sea común o poco conocida, ganaremos un punto extra. Lucielle aceptó el desafío y continuaron jugando con las nuevas reglas. La niña sorprendió a su abuela con respuestas como "Acanthurus leucosternon" para animales y "Ateneo Grand Splendid" para lugares.
La abuela Ale también se lució con respuestas menos conocidas como —"Capybara" y —"Caminito" . El juego se volvió aún más divertido a medida que avanzaba. Lucielle disfrutaba de aprender cosas nuevas mientras jugaban juntas al tuti fruti genial.
Al final del juego, ambas contaron sus puntos y descubrieron que habían empatado. Pero lo más importante no era el resultado, sino el tiempo de calidad que habían pasado juntas compartiendo risas e historias.
- ¡Abuela Ale, me encanta jugar al tuti fruti contigo! Me hace sentir inteligente y divertida al mismo tiempo - dijo Lucielle con una sonrisa en su rostro. La abuela Ale abrazó cariñosamente a su nieta y respondió:- Y yo amo jugar contigo porque siempre me sorprendes con tus respuestas ingeniosas.
Eres una niña muy especial, Lucielle, nunca dejes de ser curiosa y seguir aprendiendo cosas nuevas. Desde aquel día, Lucielle y su abuela Ale siguieron jugando al tuti fruti genial, aprendiendo juntas y creando recuerdos inolvidables.
Cada juego era una oportunidad para fortalecer su vínculo y nutrir el amor por el conocimiento. Y así, la niña inteligente y su abuela sabia continuaron disfrutando de aventuras llenas de palabras, risas y aprendizaje en cada partida de tuti fruti.
FIN.