El juego de Sol con los zorros del bosque
Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina una niña llamada Sol que desde muy pequeña había descubierto su pasión por el hockey.
Desde que empezó a jugar en el equipo local, soñaba con convertirse en la goleadora estrella y llevar a su equipo a ganar un campeonato. Desde el primer día en que agarró un palo y una pelota, Sol demostró tener un talento especial para marcar goles.
Su velocidad, precisión y determinación la destacaban en cada partido. Sin embargo, para llegar a ser la mejor del equipo, sabía que necesitaba practicar más duro que nunca. Un día, mientras entrenaba sola en la cancha después de clases, escuchó unos murmullos provenientes del bosque cercano.
Curiosa, decidió acercarse y descubrió a un grupo de zorros jugando al hockey con ramas y piñas. Sorprendida por lo que veía, se acercó lentamente sin hacer ruido. "¡Hola! ¿Puedo jugar con ustedes?" -preguntó Sol tímidamente.
Los zorros la miraron sorprendidos pero luego asintieron con entusiasmo. Así comenzaron a jugar juntos durante horas. Sol aprendió nuevos movimientos y estrategias observando cómo los zorros se movían ágilmente por la cancha.
Al caer la tarde, los zorros le dijeron a Sol: "Gracias por jugar con nosotros. Te enseñaremos un último truco". Y le mostraron cómo concentrar toda su energía antes de lanzar el puck hacia el arco rival.
Con esta nueva habilidad en su repertorio, Sol regresó al equipo listísima para ponerla en práctica en el próximo partido importante contra sus rivales más fuertes.
El marcador estaba empatado 2-2 cuando llegó el momento crucial: faltaba solo un minuto para terminar el partido y era su última oportunidad para marcar un gol. Sol recordó lo aprendido con los zorros y se concentró al máximo.
Con una velocidad impresionante dribló a sus oponentes y lanzó el puck hacia el arco contrario ¡GOL! La multitud estalló de alegría al ver cómo Sol anotaba ese gol tan esperado. El equipo de Sol ganó ese partido gracias a su increíble gol y lograron clasificar al campeonato regional.
En cada juego siguiente, Sol aplicaba las lecciones aprendidas con los zorros: concentración máxima antes de cada tiro al gol e ingeniosas estrategias sacadas del juego salvaje de esos simpáticos animales. Finalmente llegó la gran final del campeonato contra el equipo campeón reinante desde hace años.
El partido estaba intenso y parejo hasta los últimos minutos cuando nuevamente llega la oportunidad para Sol de marcar otro gol decisivo.
Con calma y confianza recordando todo lo aprendido durante su aventura con los zorros del bosque, Sol tomó impulso ¡y anotó! El estadio entero vibraba de emoción ante semejante hazaña realizada por una jugadora tan joven pero llena de talento y determinación como ella.
El pitido final marcaba la victoria del equipo de Sol como nuevo campeón regional ¡Lo habían logrado! Todos celebraban felices mientras levantaban a Sol en hombros como heroína indiscutible del torneo.
Desde aquel día, todos recordaban aquella historia mágica donde una niña llamada Sol no solo cumplió su sueño de ser goleadora sino también demostró que las lecciones más valiosas pueden venir incluso de lugares inesperados como un encuentro amistoso con unos simpáticos zorros jugadores de hockey.
FIN.