El Juego del Escondite



En un hermoso bosque lleno de árboles y flores de colores, vivía un perro llamado Rocco y un zorro llamado Zuri. Desde que eran pequeños, Rocco y Zuri habían sido inseparables. Pasaban sus días jugando, explorando y compartiendo aventuras. Un día, Rocco dijo emocionado:

"¡Zuri! ¿Quieres jugar al escondite?"

Zuri, moviendo su cola de manera juguetona, respondió:

"¡Por supuesto, Rocco! ¡Me encanta el escondite! Tú te quedas contando y yo me esconderé."

Rocco cerró los ojos y empezó a contar: 1, 2, 3... Mientras contaba, Zuri corrió a buscar el mejor escondite. Se metió detrás de un arbusto frondoso, pensando:

"Este será el escondite perfecto. Rocco nunca me encontrará aquí."

Cuando Rocco terminó de contar, exclamó:

"¡Listo o no, ahí voy!"

Empezó a buscar por todo el bosque, pero no podía ver a Zuri. Miró detrás de un árbol, debajo de una roca y hasta en un pequeño arroyo, pero Zuri seguía escondido. Después de un rato, decidió cambiar de estrategia. Se sentó y lo pensó un momento:

"Si fuera Zuri, ¿dónde me escondería?"

Rocco pasó buscando en los lugares más creativos y, mientras se esforzaba, recordó algo importante:

"Zuri siempre se esconde cerca de los lugares donde hemos tenido aventuras juntos."

Con esa idea en mente, se dirigió hacia un pequeño claro donde habían hecho picnics en primavera. Cuando llegó, miró alrededor y se dio cuenta de que Zuri no estaba ahí. Sin embargo, al observar el claro iluminado por el sol, decidió jugar un poco.

"Quizás si a Zuri le gusta este lugar, podría salir si lo llamo."

Entonces, Rocco comenzó a ladrar con alegría:

"¡Zuri! ¡Vení a jugar! ¡Te extraño!"

A la vista de Rocco, una mariposa hermosa comenzó a danzar entre las flores. Zuri, que seguía escondido, escuchó la voz de su amigo y no pudo resistir la tentación de salir a ver qué pasaba. Despertó su curiosidad y decidió responder:

"¡Rocco! ¡Aquí estoy! ¡Vine a ver esa mariposa hermosa!"

Zuri salió de su escondite y se unió a Rocco, que lo miraba divertido:

"¡Te encontré! Ahora es tu turno de contar."

Zuri comenzó a contar mientras Rocco buscaba un lugar para esconderse. Pero justo cuando estaba a punto de entrar detrás de un árbol, escucharon un ruido fuerte que hizo que ambos se detuvieran. Era un grupo de animales del bosque, parecen estar un poco asustados.

"¡Ayuda! ¡Un gran lobo está merodeando por aquí!", gritó un conejo aterrorizado.

Rocco y Zuri se miraron preocupados. Nunca habían tenido una experiencia así. Rocco, que había sido llamado el más valiente del bosque, se sintió en la obligación de hacer algo:

"No podemos dejar que el lobo haga daño a nuestros amigos. Debemos ayudarles."

Zuri, asintiendo con la cabeza, le dijo:

"Pero Rocco, el lobo puede ser muy grande y peligroso. ¿Cómo vamos a enfrentarlo?"

Rocco, decidido, respondió:

"Contamos con cada uno de los animales del bosque. Si unimos fuerzas, seguro podemos asustar al lobo."

Así que ambos empezaron a reunir a sus amigos del bosque, y pronto tuvieron un gran grupo de animales listos para actuar. Juntos, idearon un plan: usarían sus habilidades para asustar al lobo. Al conejo, que era muy rápido, le dieron la tarea de correr en círculos para confundirlo; la ardilla se treparía a los árboles y haría ruido mientras el búho vigilaba desde arriba.

El grupo estaba listo. Cuando el lobo llegó, Rocco, Zuri, y todos sus amigos hicieron el primer movimiento. Cada uno siguió el plan a la perfección. El conejo corría de un lado a otro, mientras que la ardilla hacía ruidos a su alrededor. El búho, con su voz bien fuerte, llamó la atención del lobo:

"¡Eh! ¡Tú! ¡No puedes pasarte de listo aquí!"

El lobo, confundido y asustado por la cantidad de animales gritando y moviéndose, retrocedió y decidió que era mejor irse lejos de aquel alboroto. Todos celebraron, agradecidos por la valentía de Rocco y Zuri.

"¡Lo hicimos! ¡Juntos somos más fuertes!", exclamó Rocco.

Zuri, con una sonrisa en su rostro, dijo:

"Sí, Rocco, esta es una gran lección: la amistad y la colaboración pueden vencer incluso al más temido de los enemigos."

Desde ese día, el lazo entre el perro y el zorro se volvió aún más fuerte. Y el bosque se llenó de risas, juegos y muchas más aventuras, con la promesa de que siempre estarían ahí el uno para el otro, sin importar los desafíos que se presentaran en su camino.

FIN.

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