El juego del gato
Había una familia que vivía en una casa muy grande. Pero a pesar de tener mucho espacio, siempre estaban peleando y discutiendo entre ellos. Un día, la mamá decidió que era hora de hacer algo para mejorar la situación.
Entonces, les propuso a todos sentarse juntos a hablar sobre cómo podrían llevarse mejor y comunicarse de manera más asertiva. "¿Qué tal si hacemos un juego?", dijo la mamá.
"Cada uno tiene que decir algo bueno que le guste del otro miembro de la familia". Todos los integrantes aceptaron jugar el juego y se sentaron en el living de su casa.
La hermana mayor empezó diciendo: "Me gusta cuando mi hermano menor me ayuda con mis tareas escolares. "El hermano menor sonrió y dijo: "A mí me encanta jugar al fútbol con mi hermana mayor. "La mamá siguió: "Yo valoro mucho cuando cada uno lava sus platos después de comer sin necesidad de pedirles".
El papá también quiso participar: "A mí me hace feliz verlos compartir las cosas entre ustedes". De repente, hubo un ruido extraño afuera. Todos salieron corriendo para ver qué pasaba. Era un gato callejero atrapado en un árbol.
"¡Lo tenemos que ayudar!", gritó el hermano menor. Entre todos lograron sacarlo del árbol sano y salvo. Fue entonces cuando se dieron cuenta de lo bien que podían trabajar juntos como equipo.
Después del rescate, volvieron adentro y continuaron jugando al juego propuesto por la mamá:"Me gusta cómo nos ayudamos cuando alguien lo necesita", dijo la hermana mayor. "Me gusta cómo cada uno tiene su espacio y respeta el del otro", dijo el papá.
"Me gusta que ahora podemos hablar de las cosas sin pelearnos tanto como antes", dijo la mamá. La familia aprendió que, aunque a veces puedan tener diferencias, siempre pueden encontrar cosas positivas en los demás.
Y eso les ayudará a llevarse mejor y comunicarse de manera más asertiva.
FIN.