El juego del papel manchado
Había una vez un otorrinolaringólogo llamado Dr. Juan, quien era muy apasionado por su trabajo y siempre estaba buscando maneras de mejorar la vida de sus pacientes.
Un día, mientras se encontraba en su consultorio leyendo historietas, derramó accidentalmente jugo sobre el papel mate que estaba utilizando para hacer anotaciones. Dr. Juan trató de limpiar el papel con una servilleta, pero ya era demasiado tarde: las palabras y los dibujos habían quedado borrosos e ilegibles.
Sin embargo, en lugar de tirar el papel a la basura, decidió guardarlo como recuerdo de ese accidente. Un par de semanas después, llegó a su consultorio una pequeña niña llamada Sofía.
Ella tenía problemas auditivos y necesitaba un implante coclear para poder escuchar mejor. El Dr. Juan le explicó todo acerca del procedimiento y la operación fue exitosa.
Pero cuando Sofía regresó al consultorio para su revisión post-operatoria, ella estaba triste porque no podía entender lo que decían sus amigos en la escuela debido a su acento extranjero. El Dr.
Juan recordó entonces el papel mate manchado con jugo que había guardado y se le ocurrió una idea: usarlo para crear un juego educativo para ayudar a Sofía a practicar su comprensión auditiva.
Así que juntos crearon un juego donde Sofía debía identificar diferentes sonidos del ambiente (como el canto de un pájaro o el ruido del tráfico) y asociarlos con dibujos correspondientes en el papel mate manchado. Sofía se divirtió mucho jugando y practicando su habilidad auditiva, y pronto comenzó a entender mejor lo que decían sus amigos en la escuela. El Dr.
Juan estaba muy feliz de haber encontrado una manera creativa de ayudar a Sofía, y se dio cuenta de que incluso los accidentes pueden convertirse en oportunidades para hacer el bien. Desde ese día en adelante, el papel mate manchado con jugo se convirtió en un objeto valioso para el Dr.
Juan y Sofía, quienes lo utilizaron como inspiración para crear más juegos educativos juntos y ayudar a otros niños con problemas auditivos. Y así, gracias al ingenio del Dr.
Juan y la determinación de Sofía, un pequeño accidente resultó en algo mucho más grande e importante: una nueva forma de aprender y compartir conocimientos.
FIN.