El juego especial de María
María era una niña muy alegre y creativa, le encantaba jugar en el patio de la escuela con sus amigos. Sin embargo, un día, ninguno de sus amigos quería jugar con ella. María se acercó a un grupo de niños que estaban construyendo un castillo de arena, pero le dijeron que no podía unirse. Entonces, se acercó a otras niñas que estaban saltando a la cuerda, pero tampoco la aceptaron. María se sentía muy triste y sola.
Sin perder la esperanza, María vio a un grupo de niños que estaban jugando a las familias. Se acercó tímidamente y preguntó si podía unirse. Los niños la miraron y le dijeron: "Puedes ser nuestra mascota, el perro". María se sintió un poco triste, pero aceptó porque quería estar con ellos.
A medida que jugaban, María se dio cuenta de que ser el perro no era tan malo. Podía correr y saltar, ladrar y hacer trucos divertidos. Los niños se sorprendieron por lo genial que María era en su rol de perro, y pronto todos se divirtieron mucho juntos. Después de un rato, los niños le dijeron a María: "¡Eres la mejor mascota que podríamos haber tenido!"
Ese día, María aprendió que a veces las cosas inesperadas pueden convertirse en las más divertidas. Aunque al principio se sintió triste por no ser parte de las familias, descubrió que podía disfrutar de ser el perro y hacer que todos se divirtieran. Desde entonces, María siempre recordó la importancia de mantener una actitud positiva y estar abierta a nuevas experiencias, porque nunca se sabe cuándo algo sorprendente y emocionante puede suceder.
FIN.