El juego justo de Don Pipo


Ulises era un niño muy competitivo, siempre quería ganar en todo lo que hacía.

Desde pequeño había desarrollado una gran pasión por los juegos y deportes, pero cuando perdía se ponía muy malhumorado y no sabía cómo controlar su frustración. Un día, Ulises estaba jugando al fútbol con sus amigos en el parque. Era un partido muy reñido y ninguno de los equipos conseguía marcar un gol.

Finalmente, el equipo contrario consiguió hacer un gol y Ulises se puso furioso. - ¡No puede ser! ¡Siempre pierdo! - gritó Ulises mientras pateaba una piedra. Sus amigos intentaron consolarlo, pero él seguía enfadado e incluso les echaba la culpa a ellos por no jugar bien.

Fue entonces cuando apareció en escena Don Pipo, un anciano que solía sentarse a leer en una banca del parque. - ¿Qué pasa aquí? - preguntó Don Pipo con voz tranquila.

Los niños le explicaron la situación y Don Pipo les propuso algo:- ¿Qué tal si hacemos una carrera hasta aquel árbol de allí? Los niños aceptaron emocionados y se pusieron en posición de salida. Don Pipo hizo sonar su silbato y todos salieron corriendo.

La carrera estuvo muy reñida, pero finalmente Ulises llegó primero a la meta. - ¡Lo logré! - exclamó Ulises contento. Don Pipo lo felicitó efusivamente:- Muy bien hecho, Ulises. Pero recuerda que ganar no es lo más importante.

Lo importante es disfrutar del juego y aprender de cada experiencia, incluso de las derrotas. Ulises entendió el mensaje de Don Pipo y se sintió un poco avergonzado por su comportamiento anterior.

Decidió disculparse con sus amigos y les propuso jugar juntos de nuevo, esta vez sin importar quién ganara. Desde ese día, Ulises aprendió a disfrutar del juego sin obsesionarse tanto con la victoria.

Aprendió que perder también es parte del juego y que lo importante es aprender de cada experiencia para mejorar en el futuro. Y así, Ulises se convirtió en un niño más feliz y equilibrado, dispuesto a disfrutar de la vida sin preocuparse tanto por ser el mejor en todo.

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