El juego mágico del escondite



Había una vez un hermoso bosque donde vivían muchos animales. Todos los días, después de realizar sus tareas diarias, se reunían para jugar y divertirse juntos. Uno de los juegos favoritos era el escondite.

Los animales siempre se turnaban para ser el buscador, mientras que los demás se escondían en diferentes lugares del bosque. Pero había un animalito llamado Topito que nunca podía participar en ese juego porque no podía ver.

Topito era un topo muy amigable y querido por todos los demás animales del bosque. Aunque no podía ver, tenía otros sentidos muy desarrollados y conocía cada rincón del bosque como la palma de su mano.

Un día, mientras los demás animales jugaban al escondite, Topito decidió acercarse a ellos y preguntarles si también podría jugar. Los demás animales se sorprendieron un poco al principio, pero luego recordaron lo querido que era Topito y decidieron darle una oportunidad.

"¡Claro que puedes jugar con nosotros, Topito!", exclamó Conejito emocionado. "Será genial tener a alguien tan astuto como tú buscándonos", agregó Ardillita con una sonrisa.

Entusiasmados por incluir a su amigo en el juego, empezaron a buscar un lugar especial para que Topito pudiera contar hasta diez sin verlos. Fue entonces cuando Cachorro tuvo una idea brillante: construirían juntos una plataforma elevada donde Topito podría subir y tener una mejor vista del bosque.

Todos trabajaron arduamente durante horas para construir la plataforma perfecta para su amigo ciego. Una vez terminada, invitaron a Topito a subir y le explicaron cómo funcionaría el juego. "Topito, ahora podrás contar hasta diez desde aquí arriba mientras nosotros nos escondemos.

Después, tendrás que encontrarnos siguiendo nuestros ruidos y pistas", explicó Pajarito con entusiasmo. Topito se sintió muy emocionado y agradecido por la amabilidad de sus amigos.

Subió a la plataforma y comenzó a contar en voz alta mientras los demás animales se apresuraban a encontrar un buen escondite. Una vez que Topito terminó de contar, empezó su misión de encontrar a los demás animales. Escuchaba atentamente cada sonido del bosque: las hojas moviéndose, el canto de los pájaros, el roce de las ramas.

Con cada pista que encontraba, se acercaba más al lugar donde sus amigos estaban ocultos. Después de un tiempo, Topito logró encontrar al último animal escondido. Todos celebraron su victoria con alegría y aplausos.

Estaban impresionados por lo habilidoso que era Topito para encontrarlos sin poder ver. "¡Eres increíble, Topito!", exclamó Zorrito. "Nunca imaginamos lo bien que te desenvuelves sin ver", agregó Osito admirado.

Desde ese día, todos los animales del bosque aprendieron una importante lección sobre inclusión y aceptación. Comprendieron que no importa si alguien tiene alguna discapacidad o diferencia; todos merecen ser tratados con respeto y tener oportunidades para participar en actividades divertidas como el juego del escondite.

A partir de entonces, incluyeron a Topito en todos los juegos y actividades del bosque. Juntos, descubrieron que la verdadera magia de la amistad radica en valorar las fortalezas de cada uno y trabajar juntos para superar cualquier obstáculo.

Y así, el bosque se convirtió en un lugar más inclusivo donde todos los animales vivieron felices y disfrutaron de grandes aventuras junto a su querido amigo Topito. Fin.

FIN.

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