El Juglar y el Sapo Sabio



En un pequeño pueblo rodeado de bosques y montañas, vivía un juglar llamado Hugo. Cada semana, llenaba la plaza del pueblo con su música y sus cuentos, y los niños lo adoraban. Pero lo que más le gustaba a Hugo era contar historias que les enseñaran a los más jóvenes.

Una tarde, mientras ensayaba una nueva canción, un pequeño sapo saltó a sus pies.

"¡Hola, humano!" - dijo el sapo, con una voz peculiar.

Hugo se sorprendió y casi se cae de su banquito.

"¿¡Un sapo que habla! ? No me lo puedo creer..."

"Sí, lo sé. No es común, pero tengo algo importante que contarte" - respondió el sapo, ajustándose unas pequeñas gafas que llevaba puestas. "Soy el Sapo Sabio, y tengo un mensaje sobre la importancia de la amistad y la cooperación, que quiero que compartas con los niños de tu pueblo."

Intrigado, Hugo le preguntó:

"¿Y cómo puedo ayudarte?"

"Esta noche tengo que dar una gran lección. Ven, y escucharás mi historia" - dijo el sapo.

Esa noche, Hugo se presentó en el lago del bosque, iluminado por la luz de la luna. Allí se encontró con otros animales: un búho, un ciervo y un zorro.

"Amigos, hoy quiero enseñarles algo muy valioso. ¿Qué sería de este bosque sin la colaboración de cada uno de ustedes?" - comenzó el Sapo Sabio.

"Sin mí, no habría quien controle la población de insectos" - dijo el búho.

"Y yo ayudo a que crezcan los árboles, pues mis patas son fuertes y puedo mover la tierra" - agregó el ciervo.

"Y yo les cuento cuentos a mis amigos y los animo a explorar el bosque" - dijo el zorro con un guiño.

Hugo estaba maravillado. Cuando terminó la lección, el sapo se acercó a él.

"Ahora, querido juglar, es tu turno. Tu pueblo necesita saber lo que aprendimos aquí".

De vuelta en el pueblo, Hugo se subió al banquito y comenzó a contar la historia del Sapo Sabio y sus amigos. Los niños escuchaban atentos mientras el juglar relataba cómo cada uno tenía un papel importante en el bosque.

"Y así, queridos amigos, entenderemos que cada uno de nosotros es especial y que juntos podemos lograr grandes cosas. ¡La amistad y la cooperación son claves!"

Los niños aplaudieron y comenzaron a platicar entre ellos.

"Yo podría ayudar a limpiar el río" - sugirió un niño.

"Y yo plantaré flores" - dijo una niña entusiasmada.

Esa noche, el mensaje del Sapo Sabio se extendió por todo el pueblo y, a partir de entonces, los niños comenzaron a trabajar juntos. Plantaron árboles, limpiaron el río y ayudaron a los ancianos. En cada rincón del pueblo renació la alegría, y la cooperación floreció.

Con el tiempo, Hugo siguió siendo el juglar que contaba historias, pero ahora su música también celebraba la amistad y el trabajo en equipo.

Y así, gracias al Sapo Sabio, el pueblo floreció como un hermoso jardín, donde cada niño aprendió que, aunque pequeños, juntos eran capaces de hacer maravillas.

Desde aquel día, cada vez que Hugo pasaba cerca de un lago, se detenía a recordar a su amigo, el Sapo Sabio. Y aunque nunca lo volvió a ver, siempre tuvo una enseñanza para compartir.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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