El Juguete Aventura de Rocco el Mapache
En un frondoso bosque de colores vibrantes, vivía un mapache bebé llamado Rocco. Su pasión no eran las mariposas ni las bellotas, sino un pequeño tren de madera que había encontrado un día bajo un árbol. Rocco lo había llamado —"Chuchu" porque hacía sonidos como un tren al empujarlo y liberar su fricción. Era su compañero diario, y jamás se separaban.
Un día soleado, mientras Rocco jugaba frente a su agujero, decidió llevar a Chuchu al arroyo. "Vamos, Chuchu, hoy exploraremos en la orilla!" - dijo Rocco emocionado. Pero, en medio de su juego, de repente fue interrumpido por una bandada de pájaros que pasaron volando y lo distraerían.
"¡Mirá cómo vuelan!" - exclamó Rocco, dejando su tren de lado un momento. Sin embargo, al regresar, se dio cuenta de que Chuchu había desaparecido. El pequeño mapache entró en pánico y miró a su alrededor. "¡Chuchu!" - gritó angustiado. Fue a buscarlo por todo el bosque, pero no había señales de su querido juguete.
Mientras tanto, en otro rincón del bosque, Chuchu estaba teniendo la aventura de su vida. Un borroso viento lo empujó adentro de un arbusto, y desde allí, comenzó a rodar colina abajo. "¡Wiiii!" - gritaba Chuchu mientras hacía su camino hacia abajo, disfrutando de cada vuelta y salto. Fue a parar justo en el lago del bosque, donde un grupo de patitos lo encontró.
"¿Qué sos?" - preguntó uno de los patitos más curiosos.
"Soy Chuchu, un tren aventurero, ¡y estoy de viaje!" - respondió el juguete con orgullo.
"¡Ven a jugar con nosotros!" - dijeron los patitos al unísono.
Chuchu se unió a la diversión, deslizándose por la orilla del lago mientras los patitos chapoteaban a su alrededor. Pero, aunque era divertido, Chuchu no podía dejar de pensar en su amigo Rocco. "Espero que Rocco no esté muy triste sin mí..." - murmuró mientras jugaba. En ese momento, decidió que debía volver con su amigo.
Mientras tanto, Rocco buscaba desesperadamente, preguntando a sus amigos.
"¿Has visto a Chuchu?" - inquirió a una ardilla que pasaba.
"Lo siento, Rocco, pero no. ¿Por qué no lo describes a ver si alguien más lo vio?" - sugirió la ardilla.
Rocco se sentó bajo un árbol y comenzó a describirlo. "Es un tren de madera colorido que hace ‘chuchu’ cuando juego con él. ¡Es el mejor del mundo!" - contó con el corazón lleno de tristeza.
Esa noche, después de un largo día de búsqueda, Rocco se acurrucó en su cama, sintiéndose solo. De pronto, escuchó un sonido familiar. "¡Chuchu!" - gritó alegremente, pero se dio cuenta de que solo había sido un eco del bosque. Sin embargo, en ese instante, Chuchu decidió que ya había tenido suficientes aventuras y se propuso regresar.
Con la ayuda de los patitos que lo guiaban por el camino, Chuchu se fue despidiendo. "¡Gracias por la diversión!" - dijo Chuchu, mientras salía del lago. Con un pequeño salto, logró regresar al bosque, donde Rocco lo había estado buscando.
Rocco estaba bajo el árbol donde siempre jugaban, y al escucharlo acercarse, abrió un ojo. De pronto, una sombra pasó por encima de su cabeza. "¡Chuchu!" - gritó al ver a su querido tren regresando. Se abalanzó sobre él con alegría.
"¡Rocco! ¡Volví! Estuve en grandes aventuras, pero te extrañé mucho!" - dijo Chuchu con entusiasmo.
Rocco abrazó a Chuchu fuertemente. "No te vuelvas a alejar así, te extrañaré siempre!" - le dijo con lágrimas de felicidad. Ambos jugaron bajo las estrellas esa noche, y Rocco aprendió que a veces perder algo querido puede llevarte a nuevas experiencias, pero no hay aventura más grande que la amistad.
Desde ese día, Rocco y Chuchu prometieron nunca separarse, y siempre crearon aventuras juntos en su hermoso bosque, disfrutando del juego y la compañía el uno del otro, siendo ambos un poco más sabios sobre la importancia de mantener unidas a sus amistades.
FIN.