El juicio de Polito
Había una vez un pollo llamado Polito que vivía en un tranquilo pueblo de la granja. Polito era muy inteligente y soñaba con ser abogado, así que decidió estudiar mucho para lograr su sueño.
Un día, mientras Polito estudiaba leyes bajo un árbol, vio a un conejo llamado Conejito corriendo desesperadamente.
Curioso, Polito se acercó y preguntó: "¿Qué te pasa, Conejito?"Conejito jadeando respondió: "¡Polito! ¡Tengo un problema! Me quedé sin tiempo para terminar mi trabajo en la oficina del señor Zorro. Si no lo termino hoy, me despedirán". Polito sabía que tenía que ayudar a su amigo Conejito. Así que rápidamente cogió su maleta llena de libros de leyes y dijo: "No te preocupes, Conejito.
Seré tu abogado y juntos encontraremos una solución". Ambos fueron a la oficina del señor Zorro y se encontraron con el problema más grande de todos: el tiempo estaba en contra de ellos.
Tenían solo unas horas para resolver todo. Polito se puso manos a la obra revisando los documentos del caso mientras Conejito trabajaba duro completando las tareas pendientes. A medida que avanzaban, descubrieron algunas irregularidades en los contratos del señor Zorro.
"¡Conejito! He encontrado algo importante", exclamó Polito emocionado. "Los contratos están mal redactados y contienen cláusulas injustas para los empleados como tú". Con esta información valiosa en sus manos, Polito preparó una demanda para presentarla ante el juez Gallina.
Pero, justo cuando estaban por salir de la oficina, se dieron cuenta de que habían olvidado la maleta con los documentos en el escritorio. "¡Oh no! ¡Olvidamos la maleta!", exclamó Conejito preocupado. "Sin ella, no podemos demostrar las irregularidades".
Polito mantuvo la calma y dijo: "No te preocupes, Conejito. A veces, los obstáculos nos hacen más fuertes y creativos". Y sin pensarlo dos veces, comenzaron a improvisar una presentación oral frente al juez Gallina.
Con su habilidad para argumentar y su conocimiento sobre las leyes laborales, Polito logró convencer al juez de que los contratos del señor Zorro eran injustos. El juez falló a favor de Conejito y todos sus compañeros de trabajo.
El señor Zorro fue obligado a modificar los contratos y tratar mejor a sus empleados.
Conejito estaba tan feliz que abrazó a Polito diciendo: "¡Gracias por ser mi abogado y ayudarme a resolver este problema!"Polito sonrió orgulloso y respondió: "Nunca subestimes el poder del trabajo en equipo y la creatividad. Juntos pudimos superar cualquier obstáculo". Desde ese día, Polito siguió luchando por la justicia como abogado mientras inspiraba a otros animales del pueblo a estudiar y perseguir sus sueños.
Y así, gracias al coraje y determinación de Polito, todos aprendieron que con esfuerzo y valentía se pueden alcanzar grandes cosas en la vida. Y colorín colorado...
esta historia de Polito el pollo abogado ha terminado, pero su legado de justicia y perseverancia continúa en el corazón de todos los animales del pueblo.
FIN.