El Kinder de Camila
En las hermosas tierras de Costa Rica, durante la época de cosecha de café, llegaban muchas familias de recolectores a trabajar en las plantaciones.
Entre ellos venían los niños, que no tenían un lugar seguro donde quedarse mientras sus padres trabajaban largas jornadas en el campo. Un día, en uno de los pueblos cafetaleros, una joven llamada Camila sintió en su corazón la necesidad de hacer algo por esos niños.
Decidió hablar con los dueños de las plantaciones y les propuso la idea de crear un espacio especial para los pequeños, donde pudieran estar protegidos y cuidados. Los dueños del café se emocionaron con la propuesta y decidieron construir un kinder justo al lado de las plantaciones.
Camila se encargó personalmente de decorar el lugar con colores alegres y llenarlo con juguetes y libros para que los niños pudieran divertirse y aprender. Una mañana soleada, llegaron los primeros niños al nuevo kinder.
Había risas y juegos por doquier, y los pequeños estaban felices de tener un lugar seguro donde quedarse mientras sus padres trabajaban. Entre los niños había dos hermanitos llamados Mateo y Valentina, quienes al principio estaban un poco tímidos.
Pero pronto se integraron a las actividades junto a los demás niños. -¡Mira Valentina, hay muchos juguetes! -exclamó Mateo emocionado. -Sí, ¡y también hay cuentos para leer! -respondió Valentina con una sonrisa.
Los días pasaron y el kinder se convirtió en un lugar lleno de alegría y aprendizaje para todos los pequeños. Camila organizaba actividades educativas como cuentacuentos, manualidades y juegos didácticos que mantenían entretenidos a los niños durante todo el día.
Pero un día oscuro llegó a la plantación cuando una fuerte tormenta amenazaba con inundar la zona. Los padres preocupados fueron a buscar a sus hijos al kinder antes de que fuera demasiado tarde.
-¡Tenemos que llevarnos a los niños antes de que empiece a llover muy fuerte! -dijo uno de los padres angustiado. Camila sabía lo importante que era mantener seguros a todos los pequeños. Con valentía, reunió a todos en el centro del kinder e ideó un plan para llevarlos sanos y salvos hasta sus hogares.
-¡Vamos chicos! ¡Tenemos que salir juntos hacia lugares altos para estar seguros! -exclamó Camila mientras tomaba la mano de cada niño. Con determinación, salieron del kinder rumbo a zonas seguras mientras la lluvia caía con fuerza sobre ellos.
Gracias al coraje y liderazgo de Camila lograron llegar sanos y salvos hasta sus casas. Desde ese día, todos valoraron aún más la importancia del kinder como un espacio vital para proteger a esos valiosos tesoros: los niños hijos de recolectores.
Y juntos aprendieron que trabajando en equipo podían superar cualquier desafío que se presentara en su camino hacia un futuro mejor.
FIN.