El laberinto de figuras de Mateo



Había una vez en una ciudad muy especial un niño llamado Mateo, de tan solo 3 años, que se encontraba perdido en un laberinto lleno de figuras geométricas.

El laberinto estaba formado por calles estrechas y edificios altos que parecían bloquear el cielo. Mateo sabía que debía resolver acertijos sobre figuras geométricas para poder salir de allí. En su camino, se encontró con el Sr.

Triángulo, un simpático personaje con forma triangular que le dijo: "¡Hola, pequeño! Para avanzar por este laberinto, primero deberás encontrar la calle donde se juntan tres ángulos rectos". Mateo pensó por un momento y recordó sus clases de geometría en la escuela.

Rápidamente señaló hacia la derecha y exclamó: "¡Esa es la calle correcta!" El Sr. Triángulo asintió con alegría y le dio paso hacia adelante. Siguiendo su camino, Mateo se topó con la Sra.

Círculo, una mujer amable con forma redonda que le planteó otro desafío: "Para continuar tu viaje, necesitas encontrar el edificio donde todas las ventanas son círculos perfectos". Mateo observó detenidamente los edificios a su alrededor hasta identificar uno con las características descritas por la Sra. Círculo.

Con entusiasmo, gritó: "¡Lo encontré!" La Sra. Círculo sonrió y lo felicitó antes de dejarlo seguir adelante. Mientras caminaba por las intrincadas calles del laberinto, Mateo se cruzó con el Sr.

Cuadrado, un hombre cuadrado muy serio que le planteó un acertijo más difícil: "Pequeño amigo, para llegar a la salida deberás hallar el lugar donde todos los lados son iguales y los ángulos miden 90 grados".

Mateo frunció el ceño concentrándose en la tarea y finalmente señaló hacia arriba emocionado: "¡Allí está!". El Sr. Cuadrado asintió impresionado y le abrió paso hacia la siguiente etapa del laberinto.

Después de superar varios desafíos más junto a otros personajes geométricos como el Rombo o el Rectángulo, Mateo llegó al corazón del laberinto donde se encontraba una puerta gigante custodiada por el Profesor Geometría.

Este último le miraba con curiosidad y le dijo: "-Mi querido niño has demostrado tener grandes conocimientos sobre figuras geométricas ¿Pero podrías decirme qué figura tiene cuatro lados iguales?". Mateo pensativo respondió "- ¡Es un cuadrado!". El Profesor Geometría sonrió ampliamente y exclamando "- ¡Correcto! Has logrado superar todos los desafíos del laberinto gracias a tus conocimientos".

La puerta gigante comenzó a abrirse lentamente mientras todos los personajes geométricos aplaudían emocionados. Mateo salió victorioso del laberinto convertido en todo un héroe geométrico.

Desde aquel día en adelante, Mateo recordaría siempre aquella aventura como una experiencia educativa e inspiradora que lo ayudaría a enfrentar nuevos desafíos con valentía y determinación. Y colorín colorado, este cuento ha terminado. Esperamos hayas disfrutadode esta historia llena de aprendizajey valores enseñados.

FIN.

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