El laberinto de la amistad
Había una vez en un mundo mágico y colorido, cuatro amiguitos muy especiales: Cuadrado, Círculo, Triángulo y Rectángulo. Vivían en el País de las Formas Geométricas, donde todo era perfecto y ordenado.
Un día, mientras jugaban en el prado verde brillante, escucharon un ruido extraño que venía del Bosque de los Desafíos. Intrigados, decidieron aventurarse juntos para descubrir qué estaba sucediendo. Al llegar al bosque, se encontraron con un laberinto gigante hecho de arbustos espinosos.
Cuadrado propuso ir a la derecha, Círculo prefirió seguir hacia la izquierda, Triángulo sugirió subir por encima de los arbustos y Rectángulo propuso atravesarlos directamente. "¡No podemos separarnos! Debemos encontrar una forma de resolver este desafío juntos", dijo Cuadrado con determinación.
"Tienes razón", asintieron los demás amigos. Decidieron unir sus habilidades y trabajar en equipo.
Cuadrado rodó por encima de los arbustos cortantes para allanar el camino, Círculo pasó a través de agujeros estrechos que los demás no podían atravesar, Triángulo iluminó el camino con su punta afilada y Rectángulo empujaba las ramas más gruesas que bloqueaban el paso. Después de muchas vueltas y obstáculos superados juntos, finalmente llegaron al centro del laberinto donde encontraron una llave dorada brillante.
Con ella pudieron abrir una puerta misteriosa que los llevó a un tesoro increíble: un cofre lleno de gemas resplandecientes. "¡Lo logramos gracias a nuestra amistad y trabajo en equipo!", exclamaron emocionados mientras celebraban su victoria.
Desde ese día, Cuadrado, Círculo, Triángulo y Rectángulo se convirtieron en inseparables amigos que siempre enfrentaban desafíos juntos. Aprendieron que cada uno tenía habilidades únicas que podían complementarse para lograr grandes cosas cuando trabajaban en equipo.
Y así continuaron viviendo aventuras emocionantes en el País de las Formas Geométricas, demostrando que la verdadera magia está en la amistad y la colaboración entre diferentes formas y tamaños.
FIN.