El ladrón de sueños



En un pequeño y colorido pueblo, vivía un niño llamado Tomi. Era un chico curioso y soñador que pasaba horas observando las nubes y preguntándose sobre las aventuras que existían más allá de su hogar. Sin embargo, había algo que lo perturbaba: durante las noches, cada vez que soñaba con algo maravilloso, al despertar, se daba cuenta de que ese sueño se había desvanecido, como si un ladrón lo hubiera robado.

Una tarde, Tomi decidió hablar con su mejor amiga, Lila.

-Tomi: "Lila, siento que un ladrón se lleva mis sueños. Nunca puedo recordarlos bien cuando me despierto."

-Lila: "Quizás deberíamos atraparlo. ¿Cómo sería?"

Tomi frunció el ceño, pensando.

-Tomi: "Creo que debe haber una forma de hacer que vuelva. Podemos armar una trampa."

Juntos, comenzaron a recolectar materiales en el pueblo. Construyeron una trampa con una gran caja hecha de cartón y decoraron el entorno con dibujos de los sueños que Tomi más apreciaba: volar como un pájaro, nadar en un océano lleno de criaturas mágicas y viajar a lugares lejanos.

Esa noche, Tomi se durmió con la esperanza de que el ladrón apareciera. En sus sueños, vio a un hombre de piel oscura, vestido con un gran sombrero y una capa larga. El ladrón sonreía mientras robaba sus sueños. Tomi sintió que debía enfrentarlo.

-Tomi: "¡Alto ahí! ¿Por qué te llevas mis sueños? ¿Por qué no los dejas conmigo?"

El ladrón se rió.

-Ladrón: "¿Acaso no sabes? Los sueños son para compartir, no para encerrarlos. Yo solo los llevo a donde pueden ser vividos por otros."

Tomi se dio cuenta de que en lugar de ser un ladrón, ese hombre era un viajero de los sueños. Pero antes de que pudiera decir algo, se despertó. Lleno de preguntas, se volvió a encontrar con Lila al día siguiente.

-Tomi: "Lila, el ladrón no es un ladrón, es un viajero. Se lleva los sueños para que otros los vivan."

-Lila: "¡Eso tiene sentido! Pero hay algo que no entiendo: ¿cómo podemos llenarnos de sueños si se los lleva a otros?"

Después de pensarlo, decidieron crear algo nuevo: una Gran Noche de Sueños. Invitarían a todos los chicos del pueblo a compartir sus sueños. Así, en lugar de robar, el ladrón podría dar y recibir.

Ese fin de semana, el pueblo se llenó de risas y cuentos. Todos compartieron sus sueños, las aventuras que anhelaban vivir. Tomi habló sobre su deseo de volar, y Lila de nadar con sirenas. Otros chicos narraron historias de dragones y tesoros escondidos. La magia comenzó a fluir, y el aire se llenó de estrellas brillantes.

Cada vez que alguien compartía un sueño, pareció que el cielo respondía, llenándose de luces danzantes. Poco a poco, Tomi vio que su propia esencia seguía ahí, como si el ladrón hubiera llenado su corazón en lugar de vaciarlo.

-Tomi: "Miren, chicos, ¡nuestros sueños se están uniendo! Creo que el ladrón, o viajero como dice él, está aquí con nosotros."

-Lila: "Podríamos invitarlo a unirse a nosotros la próxima vez."

Así fue como, en lugar de un ladrón, Tomi y Lila empezaron a creer en la magia de compartir. Comprendieron que los sueños no se robaban, sino que al ser compartidos, cobraban vida. Si uno soñaba, todos podían soñar juntos. Y así, el pueblo se hizo famoso por su Gran Noche de Sueños. También, Tomi y Lila aprendieron que nunca hay que tener miedo a perder algo, porque siempre habrá algo más grande al compartirlo.

Desde entonces, cada vez que alguien se sentía un poco triste, solamente tenía que mirar al cielo, y recordar que los sueños son mejores cuando se comparten. Y así, el ladrón de sueños pasó a ser un símbolo de unión y esperanza para todos.

Y colorín colorado, este cuento se ha terminado.

FIN.

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