El lago congelado
Había una vez un pequeño niño llamado Juan, quien vivía en un hermoso pueblo rodeado de montañas y ríos. A Juan le encantaba explorar y descubrir nuevas aventuras en la naturaleza.
Un día, mientras caminaba por el bosque, Juan encontró un cartel que decía: "¡Descubre el misterio del Lago Montaña Río Frío!". Intrigado por lo que podría haber detrás de ese enigmático mensaje, decidió seguir las indicaciones hasta llegar al lago.
Cuando llegó al lago, se encontró con una sorpresa: ¡el agua estaba completamente congelada! Era un espectáculo impresionante ver cómo el hielo cubría toda la superficie. Pero entonces escuchó un débil sonido proveniente del lago. - ¿Hola? ¿Hay alguien ahí? - preguntó Juan curioso.
- Sí, soy Frodo, el duende del lago - respondió una vocecita desde debajo del hielo. Juan se acercó rápidamente y vio a Frodo atrapado debajo del hielo.
Sin dudarlo ni un segundo, buscó una rama resistente y comenzó a golpear el hielo para liberar al duende. - ¡Gracias! Estuve atrapado aquí durante días sin poder salir. Mi magia no funciona cuando hace tanto frío - dijo Frodo mientras salía temblando del agua helada.
Juan sintió pena por el pobre duende y decidió ayudarlo a encontrar una solución para calentar el lago nuevamente. Juntos buscaron diferentes formas de derretir el hielo pero nada funcionaba. Hasta que a Juan se le ocurrió una idea brillante.
- ¡Frodo, creo que sé cómo podemos calentar el lago! - exclamó Juan emocionado. - ¿Qué te parece si construimos un enorme fuego cerca del lago para derretir el hielo? Frodo asintió con entusiasmo y juntos comenzaron a recolectar ramas y troncos.
Encendieron el fuego y poco a poco el calor comenzó a derretir el hielo. Pero entonces, cuando ya casi habían logrado su objetivo, una ráfaga de viento apagó las llamas del fuego.
Juan y Frodo se sintieron desanimados, pero no se rindieron. - No importa, encontraremos otra forma de calentar el lago - dijo Juan determinado.
Decidieron pedir ayuda a los habitantes del pueblo y entre todos encontraron una solución aún mejor: instalaron paneles solares alrededor del lago para aprovechar la energía solar y calentar el agua. Finalmente, gracias al esfuerzo conjunto de Juan, Frodo y toda la comunidad, lograron derretir completamente el hielo del Lago Montaña Río Frío.
El agua volvió a fluir libremente y todos celebraron con alegría. Juan aprendió una valiosa lección sobre la importancia de trabajar en equipo y nunca rendirse frente a los obstáculos. Además, hizo un nuevo amigo en Frodo, quien siempre estaría agradecido por su ayuda.
Desde aquel día en adelante, cada vez que alguien visitaba el Lago Montaña Río Frío podía disfrutar de sus aguas cristalinas y recordar la historia de cómo un niño y un duende lograron derretir el hielo con su determinación y solidaridad.
Y así, Juan se convirtió en un héroe en su pueblo. Y colorín colorado, esta historia de amistad y perseverancia ha terminado.
FIN.