El Lago de la Basura
La niña se despertó con una sonrisa al ver a Oliver esperándola. Ella sabía que era hora de salir a caminar, así que rápidamente se levantó y se vistió.
Mientras se ponía los zapatos, Oliver la miraba con sus ojos marrones llenos de emoción. - ¡Vamos, Oliver! -dijo la niña emocionada-. Hoy vamos a explorar un nuevo camino. Oliver saltó de alegría y comenzaron su caminata matutina.
La niña estaba feliz de tener a su mejor amigo animal a su lado mientras caminaban por el parque. Pero pronto notó que algo andaba mal. - ¿Qué pasa, Oliver? -preguntó la niña preocupada-.
¿Te sientes bien? El perro parecía estar cojeando y no podía caminar tan rápido como antes. La niña lo examinó cuidadosamente y notó que tenía una pequeña piedra en su pata. - Tranquilo, Oliver -dijo la niña mientras le quitaba la piedra-.
Te voy a curar esa pata para que puedas continuar nuestra aventura juntos. La niña sacó una venda de su mochila y envolvió cuidadosamente la pata del perro. Aunque estaban retrasados en su caminata, ella sabía que era importante cuidar bien a su amigo animal.
Finalmente llegaron al final del sendero donde había un hermoso lago rodeado de árboles frondosos. La niña estaba emocionada por verlo por primera vez, pero cuando llegaron allí descubrieron algo terrible: había basura esparcida por todas partes.
La niña se sintió triste y enojada al ver cómo la gente había dejado basura en el hermoso lago. Oliver también parecía disgustado por la escena. - No te preocupes, Oliver -dijo la niña-. Vamos a hacer algo para ayudar.
Juntos, comenzaron a reagarrar toda la basura que pudieron encontrar. Cada vez que llenaban una bolsa de basura, se sentían más orgullosos de su trabajo. Después de varias horas, finalmente limpiaron todo el lago.
La niña estaba agotada pero feliz de haber hecho una diferencia en su comunidad. Y lo mejor de todo fue que ella y Oliver habían trabajado juntos para lograrlo. - Eres un buen perro, Oliver -dijo la niña mientras abrazaba a su amigo animal-.
Gracias por ser mi compañero fiel en esta aventura. Oliver movió su cola con entusiasmo mientras lamía el rostro sonriente de la niña.
Juntos caminaron hacia casa con una sensación cálida y satisfactoria en sus corazones sabiendo que habían hecho algo bueno por el mundo en el que vivían.
FIN.