El lago de los deseos



Había una vez en la selva un cerdo muy peculiar llamado Chanchito. A diferencia de los demás cerdos, él tenía unas hermosas alas que le permitían volar por el cielo azul.

Junto a Chanchito vivía su gran amigo Elefantito, quien también tenía unas alas, pero a pesar de intentarlo con todas sus fuerzas, no podía volar. Un día, mientras Chanchito y Elefantito jugaban en el río, se encontraron con su amigo Oso Estiradito.

Oso Estiradito era especial porque podía estirar su cuerpo como si fuera una liga y así llegar a lugares altos y lejanos. Los tres amigos se divertían mucho juntos y siempre buscaban nuevas aventuras.

Un día, mientras exploraban la selva en busca de tesoros escondidos, escucharon un sonido extraño proveniente del árbol más alto. Al acercarse, descubrieron que era Abuela Osa quien estaba esperando ansiosa la llegada de su nuevo nieto. "¡Qué emoción! ¡Voy a ser abuelita!", exclamó Abuela Osa emocionada.

Los amigos decidieron ayudar a Abuela Osa en todo lo que necesitara para recibir al bebé jirafa. Construyeron un cálido nido entre las ramas del árbol más alto para que el pequeño pudiera descansar cómodamente cuando naciera.

Finalmente llegó el gran día y el bebé jirafa vio por primera vez la luz del sol desde lo alto del árbol gracias al esfuerzo conjunto de Chanchito, Elefantito y Oso Estiradito.

El pequeño jirafa se llamaba Juancito y rápidamente se convirtió en el consentido de todos. Chanchito, Elefantito y Oso Estiradito lo cuidaban y jugaban con él cada día. Un día, mientras Juancito exploraba la selva junto a sus amigos, encontraron un lago misterioso.

El agua del lago tenía poderes mágicos que podían cumplir cualquier deseo. "¡Me encantaría poder volar como tú, Chanchito!", dijo Elefantito mirando con tristeza sus alas inútiles. Chanchito tuvo una idea brillante.

Decidió sumergirse en el lago mágico y pedirle al agua que le diera alas a su amigo Elefantito para que pudiera volar también. Al salir del lago, Elefantito notó algo diferente en su cuerpo. ¡Ahora sí podía volar! Sus alas eran tan grandes y fuertes como las de Chanchito.

Desde ese día, los cuatro amigos vivieron increíbles aventuras juntos por todo el mundo. Volaban por los cielos, estiraban sus cuerpos para llegar a lugares inalcanzables y disfrutaban de cada momento compartido.

La historia de estos amigos nos enseña la importancia de la amistad, la solidaridad y la ayuda mutua. A veces nuestros sueños pueden hacerse realidad si contamos con el apoyo de aquellos que nos rodean.

Así termina esta maravillosa historia donde un cerdo volador, un elefante alado pero sin poder volar y un oso estiradito mostraron que todo es posible cuando hay amor y amistad verdadera entre nosotros.

FIN.

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