El Lago de los Sueños
Era una hermosa mañana en el bosque, el sol comenzaba a salir y iluminaba un lago gigante y azul, rodeado por imponentes árboles que parecían tocar el cielo. Mariposas de colores danzaban en el aire mientras los pájaros cantaban alegres melodías. En este mágico lugar vivía un pequeño pato llamado Pipo.
Pipo era un pato curioso y soñador. Desde pequeño, siempre miraba al lago y se preguntaba qué habría en el otro lado. Era un lugar que parecía prometer muchas aventuras, pero también le daba un poquito de miedo cruzarlo. Sin embargo, esa mañana, algo especial lo impulsó a lanzarse a la aventura.
"Hoy es el día!" - se dijo Pipo mientras movía su colita emocionado.
El pequeño pato puso un pie en el agua y se dio cuenta de que estaba tibia y muy agradable. Eso lo llenó de confianza.
Mientras nadaba, se encontró con su amigo el pez Pablito, que estaba jugando entre las burbujas.
"¡Hola Pipo! ¿A dónde vas con tanto apuro?" - le preguntó Pablito, burbujeando de alegría.
"Voy a descubrir qué hay del otro lado del lago, ¡quiero ver lo que hay más allá!" - respondió Pipo con ojos brillantes.
Pablito sonrió y dijo:
"¡Te acompaño! Es mucho más divertido juntos."
Juntos comenzaron a nadar felices, disfrutando de cada chapuzón que hacían. Sin embargo, cuando llegaron a la mitad del lago, Pipo notó algo extraño.
"¿Ves eso, Pablito?" - preguntó señalando hacia una sombra oscura que flotaba en el agua.
"No lo sé, Pipo. ¿Deberíamos acercarnos?" - respondió Pablito, un poco preocupado.
Ambos amigos nadaron con precaución y cuando se acercaron lo suficiente, vieron que era una tortuga triste llamada Tula.
"¿Por qué estás tan triste, Tula?" - preguntó Pipo, preocupado.
"Me perdí un poco y no sé cómo volver a mi hogar. Me siento sola aquí en el lago oscuro" - dijo Tula con un suspiro.
"No te preocupes, ¡nosotros te ayudaremos!" - exclamó Pablito.
Entonces, los tres amigos se unieron y comenzaron a pensar cómo ayudar a Tula.
"¿Puedes decirnos en qué parte del lago vives?" - preguntó Pipo.
"En la parte donde las flores son más grandes y de colores brillantes. Pero nunca podré llegar porque me siento triste y perdida." - contestó Tula.
"¡No te preocupes! Vamos a nadar juntos y te mostraremos que es divertido!" - animó Pipo.
Con el apoyo de Pipo y Pablito, Tula sintió que podía. Así que empezaron a nadar juntos, cada uno con su ritmo y aliento. En cada brazada, Tula se sentía más feliz.
"¡Mirá! Esas flores deben estar cerca!" - gritó Pablito, apuntando hacia una zona donde el agua se iluminaba con los colores de las flores.
Cuando llegaron a la orilla llena de pétalos de colores, Tula sonrió como nunca antes.
"¡Lo logré! ¡Estoy en casa!" - exclamó la tortuga llena de alegría.
"¿Ves? Todos podemos ayudar a alguien. Con un poco de valor, puedes superar cualquier miedo" - dijo Pipo, muy contento.
"Gracias, amigos. Nunca lo hubiera logrado sin ustedes!" - dijo Tula, mientras sus ojos brillaban de felicidad.
Después de despedirse de Tula, Pipo y Pablito siguieron explorando el lago. Habían aprendido que la amistad y la valentía los habían llevado más allá de sus propios límites y separados miedos.
Finalmente, al llegar a la otra orilla, encontraron un mundo lleno de nuevas criaturas y hermosos paisajes.
"Hoy hemos descubierto el verdadero tesoro: ayudarnos y sentir confianza entre nosotros" - reflexionó Pipo, mirando a su alrededor.
Y así, mientras el sol brillaba plenamente en el cielo, tus amigos aprendieron que los sueños no son solo para mirar, ¡sino para vivir y compartir juntos! Y el lago, que antes parecía un obstáculo, se convirtió en un lugar de aventuras y amistades inolvidables.
FIN.