El lago del cocodrilo valiente



Había una vez una familia de cuatro personas: papá, mamá y dos hermanitos llamados Juanito y Sofía. Vivían en un pequeño pueblo cerca de un lago muy bonito.

Un día, el 13 de febrero de 1856, decidieron hacer un paseo familiar al lago para disfrutar del sol y refrescarse en sus aguas cristalinas. Lo que no sabían era que ese día había cocodrilos en el lago.

Los vecinos del pueblo les habían advertido sobre la presencia de estos peligrosos animales, pero ellos creyeron que era solo una historia inventada para asustar a los niños. Cuando llegaron al lago, se quitaron los zapatos y se lanzaron al agua con alegría.

Nadaron, jugaron y se divirtieron durante horas sin sospechar lo que les esperaba. De repente, Sofía vio algo moverse entre las ramas cerca de la orilla. Se acercó a su mamá asustada y le dijo:- Mamá, ¿viste eso? Creo que vi algo extraño allí.

Su mamá miró hacia donde señalaba Sofía y también vio algo moviéndose entre las ramas. Alertó rápidamente a papá y a Juanito sobre lo ocurrido. - ¡Cuidado! Hay algo raro en el agua - advirtió papá mientras salían del lago apresuradamente.

Justo cuando iban a salir completamente del agua, apareció un enorme cocodrilo emergiendo lentamente desde el fondo del lago. Todos quedaron petrificados por el miedo mientras observaban cómo el animal abría su boca amenazadoramente.

- ¡Rápido! ¡Corramos hacia el bosque! - gritó papá en pánico. La familia corrió tan rápido como pudieron, adentrándose en el espeso bosque que rodeaba al lago. El cocodrilo los perseguía sin descanso, pero ellos no se rendían.

Mientras corrían, Juanito tuvo una idea brillante. Recordó haber leído un libro sobre animales y sabía que a los cocodrilos les gustaba mucho la carne de pollo. Se acercó a su mamá y le susurró su plan.

- Mamá, si conseguimos encontrar algo de pollo, tal vez podamos distraer al cocodrilo y escapar. La familia buscó desesperadamente entre los arbustos hasta que encontraron un nido de gallinas cerca de una granja abandonada.

Tomaron algunas gallinas y las utilizaron como carnada para alejar al cocodrilo. Lanzaron las gallinas hacia el lago mientras continuaban corriendo hacia el pueblo. El cocodrilo cayó en la trampa y comenzó a devorarlas con avidez.

Finalmente, la familia llegó sana y salva al pueblo donde fueron recibidos con aplausos y abrazos por parte de sus vecinos. Todos estaban asombrados por su valentía y astucia para escapar del peligro.

Desde ese día, la familia nunca volvió a subestimar las advertencias de los demás y aprendieron a ser precavidos antes de aventurarse en lugares desconocidos. Además, siempre recordaron la importancia de trabajar juntos como equipo para superar cualquier obstáculo que se presentara en su camino.

Y así, la familia aprendió una valiosa lección de supervivencia y se convirtieron en héroes del pueblo. A partir de entonces, el 13 de febrero se celebraba como el Día de la Astucia y la Unión Familiar en honor a su increíble historia. Y colorín colorado, esta historia ha terminado.

FIN.

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