El lago mágico de Lucas



Había una vez un niño llamado Lucas que asistía a un jardín de infantes muy especial. Este jardín se encontraba en medio de un hermoso bosque, rodeado de árboles altos y coloridas flores.

Lucas estaba emocionado por comenzar su día en el jardín, ya que siempre había algo divertido para hacer.

Un día, la maestra del jardín les anunció a los niños que harían una actividad especial: ¡una excursión al lago! Todos estaban entusiasmados y comenzaron a prepararse para el viaje. Cada niño debía llevar su cámara fotográfica para capturar los momentos más hermosos del paseo. Cuando llegaron al lago, todos se maravillaron con la belleza del lugar.

El agua cristalina reflejaba el cielo azul y las montañas verdes que lo rodeaban. Los niños corrieron hacia la orilla y empezaron a jugar en la arena mientras Lucas sacaba fotos sin parar. De repente, Lucas escuchó una voz proveniente del agua.

Era una tortuga gigante que emergió entre las olas. Con voz amable, le dijo: "Hola, pequeño aventurero. Soy Tito, el guardián del lago.

¿Me permitirías acompañarte en tu expedición?"Lucas no podía creerlo; ¡un amigo tortuga! Asintió emocionado y le ofreció a Tito subirse a su espalda para explorar juntos. Mientras navegaban por el lago, Tito le contó historias fascinantes sobre criaturas mágicas que vivían allí: hadas luminosas, sirenas cantarinas y hasta un dragón amigable.

Lucas estaba encantado y no dejaba de tomar fotos para recordar cada detalle. De repente, escucharon un ruido extraño proveniente del bosque cercano. Era un pequeño conejito que había caído en una trampa para animales. Sin dudarlo, Lucas y Tito corrieron a ayudarlo.

Juntos lograron liberarlo y el conejo les agradeció con saltos de alegría. El conejito se llamaba Copito y decidió unirse a la expedición también.

Ahora eran tres amigos explorando el lago, capturando los momentos más increíbles con sus cámaras. Mientras continuaban su aventura, llegaron a una isla misteriosa en el centro del lago. Allí encontraron una cueva oculta llena de tesoros brillantes: almejas marinas resplandecientes, piedras preciosas y joyas antiguas.

Lucas sabía que debía ser cuidadoso al manejar esos tesoros, así que sacó fotos de ellos en lugar de llevárselos consigo. Aprendió sobre la importancia de preservar la belleza natural del mundo sin dañarla ni llevarse cosas valiosas.

Después de pasar todo el día explorando, jugando y aprendiendo juntos, era hora de regresar al jardín. Lucas se despidió emocionado de sus nuevos amigos tortuga y conejo antes de subir al autobús.

Cuando llegó al jardín, mostró todas las fotos que había tomado durante su aventura a sus compañeros y maestra. Todos quedaron asombrados por la belleza del lago y las criaturas mágicas que vivían allí. Desde aquel día, Lucas siempre llevaba su cámara fotográfica a todas partes.

Aprendió la importancia de capturar momentos especiales y valorar la belleza del mundo que lo rodea. Y aunque nunca volvió al lago con Tito y Copito, conservó sus fotos como recuerdos preciosos de una aventura inolvidable en el jardín.

Y así, Lucas siguió explorando el mundo a través de su cámara, descubriendo nuevos lugares y creando recuerdos hermosos que guardaría para siempre.

FIN.

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