El lago renace



Había una vez un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, donde la vida transcurría tranquila y apacible. En medio de este hermoso lugar se encontraba un lago cristalino que solía ser el centro de atención de todos los habitantes.

Sin embargo, con el paso del tiempo, el lago fue perdiendo su vitalidad y se convirtió en agua estancada y sin vida.

Los niños del pueblo, curiosos por naturaleza, solían jugar cerca del lago y soñaban con verlo lleno de peces coloridos y plantas acuáticas. Pero cada día que pasaba, sus sueños parecían más lejanos.

Un día soleado, mientras los niños jugaban a orillas del lago triste, algo increíble sucedió: el agua comenzó a moverse como si cobrara vida nuevamente. Los pequeños no podían creer lo que veían y corrieron emocionados para avisar a los demás habitantes. - ¡El lago está vivo! ¡Vengan rápido! -gritaban emocionados los niños.

Pronto todo el pueblo se reunió alrededor del lago para presenciar este milagroso acontecimiento. El agua comenzó a burbujear y de repente apareció una cabeza enorme emergiendo desde las profundidades.

- ¡Soy Largo, el guardián del lago! He vuelto para devolverle la vida a estas aguas -dijo una voz profunda proveniente del interior del lago. Todos quedaron asombrados ante la presencia de Largo. Era un pez gigante de colores brillantes con escamas relucientes que emanaban luz propia. Su tamaño era impresionante y su mirada transmitía sabiduría.

- ¡Oh, Largo! ¿Cómo podemos ayudarte a devolverle la vida al lago? -preguntó un niño llamado Tomás. Largo sonrió y respondió:- Queridos habitantes de Villa Esperanza, el secreto para revivir este lago está en cada uno de ustedes.

Cada vez que arrojan basura o contaminan sus aguas, le quitan vida. Pero si aprenden a cuidarlo y respetarlo, podrán verlo florecer nuevamente. Los niños asintieron con determinación y prometieron hacer todo lo posible para salvar el lago.

Organizaron campañas de limpieza, plantaron árboles alrededor del lago para evitar la erosión del suelo y aprendieron sobre la importancia de no arrojar residuos al agua. Poco a poco, el lago comenzó a cambiar.

Las algas volvieron a crecer, los peces regresaron y las aves acuáticas encontraron refugio en sus orillas. La vida regresaba con fuerza gracias al esfuerzo conjunto de todos los habitantes. Un año después, se celebró una gran fiesta en honor al renacimiento del lago.

Los niños bailaban felices junto a Largo mientras lanzaban flores al agua como símbolo de gratitud por haber recuperado un tesoro tan valioso. Desde aquel día, Villa Esperanza se convirtió en un ejemplo para otros pueblos vecinos.

Todos querían aprender cómo cuidar sus propios lagos y ríos para disfrutar de su belleza y vitalidad. Y así fue como gracias al esfuerzo colectivo y el amor por la naturaleza, Villa Esperanza se convirtió en un lugar lleno de vida y esperanza.

Los niños aprendieron que cada pequeña acción cuenta y que todos podemos marcar la diferencia si trabajamos juntos para proteger nuestro hogar: el planeta Tierra.

FIN.

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