El Lago Timiza y sus Amigos



En un pequeño pueblo, rodeado de verdes montañas, se encontraba el Lago Timiza. Este lago era conocido por sus aguas cristalinas y sus coloridos patos que nadaban felices. Pero un día, algo extraño comenzó a suceder.

Los niños del pueblo, siempre alegres y juguetones, notaron que el agua del lago empezaba a verse diferente. La superficie ya no brillaba como antes y en lugar de patos, se podían ver botellas de plástico flotando.

"¿Qué le pasó al lago?" - preguntó Lucas, un niño curioso con un gran amor por la naturaleza.

"No lo sé" - respondió Sofía, su mejor amiga. "Pero debemos hacer algo para ayudarlo".

Decididos a investigar, Lucas y Sofía fueron a hablar con don Ramón, el anciano sabio del pueblo.

"Don Ramón, el agua del Lago Timiza está sucia. ¿Por qué?" - preguntaron al unísono.

Don Ramón, con su mirada sabia, suspiró y dijo: "Queridos niños, el lago sufre porque algunos de nosotros no cuidamos la naturaleza. La gente tira basura y eso contamina el agua".

"¿Podemos ayudar?" - inquirió Lucas con esperanza.

"¡Por supuesto!" - respondió don Ramón. "Podemos organizar un gran día de limpieza para que todos aprendan a cuidar el lago".

Emocionados por la idea, los niños corrieron a contarle a sus amigos. Juntos, crearon carteles coloridos para invitar a todos a participar:

"¡Vení, cuidemos el Lago Timiza!" - decían los carteles.

El día del evento, el lago se llenó de risas y entusiasmo. Todos, grandes y chicos, llevaron bolsas de basura y se arremangaron para trabajar. Con cada trozo de plástico que recogían, volvían a ver el azul profundo del agua.

"Miren, los patos están regresando" - dijo Sofía, mientras señalaba a los patos nadando felices por el lago limpio.

Fue un día de alegría y aprendizaje para todos. Al finalizar, don Ramón se acercó al grupo y les dijo:

"Hoy no solo han limpiado el lago, también han enseñado a todos que cuidar el agua es cuidar nuestra casa. Nunca olviden esto".

Desde aquel día, el Lago Timiza volvió a ser un lugar mágico, y los niños aprendieron a respetar y amar su entorno. Cada mes, se reunían para cuidar el lago, siempre recordando las palabras de don Ramón.

Y así, juntos, transformaron la historia del Lago Timiza en una hermosa lección sobre la importancia de cuidar la naturaleza, convirtiéndose en verdaderos guardianes del agua.

FIN.

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