El lápiz dorado mágico



Había una vez, en el tranquilo pueblo de Copiulemu, una niña llamada Tatiana. Tatiana era conocida por ser muy traviesa y siempre estar metida en problemas.

Aunque sus travesuras a veces causaban risas entre los vecinos, también podían resultar peligrosas. Un día soleado, mientras caminaba por el parque del pueblo, Tatiana vio un cartel que anunciaba un concurso de dibujo. La ganadora recibiría un premio especial: la oportunidad de visitar el zoológico más grande del país.

Tatiana se emocionó al instante y decidió participar. La niña corrió a su casa y agarró sus crayones y papel para comenzar a dibujar.

Pero en lugar de sentarse tranquilamente en su escritorio como le había dicho su mamá, decidió subirse a su cama para tener una mejor vista desde arriba. Tatiana estaba tan concentrada en su dibujo que no se dio cuenta de que estaba demasiado cerca del borde de la cama.

De repente, perdió el equilibrio y cayó al suelo junto con todos sus crayones desparramados por el cuarto. Afortunadamente, Tatiana no sufrió ninguna lesión grave.

Sin embargo, cuando vio todo el desorden que había causado, se sintió muy mal por haber desobedecido las instrucciones de su mamá. Decidida a arreglarlo todo antes de que llegara su mamá a casa, Tatiana comenzó a reagarrar cada uno de los crayones y guardarlos nuevamente en la caja.

Pero algo llamativo capturó su atención: uno de los crayones tenía un brillo especial. Era de color dorado y parecía ser mágico. Curiosa por ver qué podía hacer el crayón dorado, Tatiana decidió probarlo en su dibujo.

Con una pizca de magia, el dibujo cobró vida y Tatiana se encontró dentro de él, rodeada de animales. "¡Wow! Esto es increíble", exclamó Tatiana emocionada. De repente, un león se acercó a ella y le habló: "Hola, soy Leopoldo.

¿Tú quién eres?"Sorprendida pero emocionada, Tatiana respondió: "¡Soy Tatiana! ¿Cómo puedo salir de aquí?"Leopoldo le explicó que para regresar al mundo real debía encontrar una salida en cada uno de los dibujos que cobraran vida gracias al crayón dorado.

Así comenzaron las aventuras de Tatiana y Leopoldo por diferentes paisajes dibujados: selvas exóticas con monos saltando entre lianas, océanos repletos de peces multicolores y desiertos infinitos donde caminaban bajo el sol ardiente.

En cada lugar que visitaban, aprendían algo nuevo sobre la importancia del cuidado del medio ambiente y la conservación de los animales. También ayudaban a resolver problemas como la contaminación del agua o la deforestación.

Después de superar muchos desafíos juntos, finalmente llegaron al último dibujo: un hermoso zoológico lleno de animales felices viviendo en espacios amplios y naturales. Allí encontraron la salida hacia el mundo real.

Tan pronto como salieron del dibujo, Tatiana se encontró nuevamente en su cuarto, rodeada de crayones y con el dibujo que había cobrado vida en sus manos. Llena de emoción y gratitud por la aventura que acababa de vivir, Tatiana decidió presentar su dibujo al concurso. Aunque no ganó el primer premio, recibió una mención especial por su creatividad y dedicación.

Pero lo más importante para Tatiana fue darse cuenta de que las travesuras no siempre eran la mejor manera de divertirse. Aprendió a seguir las reglas y a ser responsable con sus acciones.

Desde aquel día, Tatiana siguió disfrutando del arte y los animales, pero ahora lo hacía con responsabilidad y respeto. Y cada vez que veía el crayón dorado en su caja de crayones, recordaba la increíble aventura que vivió gracias a él.

Y así, Tatiana creció siendo una niña valiente, creativa y consciente del impacto que puede tener en el mundo.

FIN.

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