El lápiz mágico de Juan


Había una vez un niño llamado Juan, quien era alto y llevaba gafas. Aunque tenía muchas cualidades especiales, las matemáticas no eran su fuerte. Siempre se sentía frustrado cuando trataba de resolver problemas numéricos en la escuela.

Un día, mientras estaba en su cuarto tratando de hacer sus tareas, algo inesperado sucedió. De repente, apareció frente a él un alcalde hecho de papel.

Juan se quedó boquiabierto y frotó sus ojos para asegurarse de que no estaba soñando. El alcalde le sonrió amablemente y dijo: "¡Hola Juan! Soy el alcalde de la ciudad de papel. He venido a pedirte ayuda". Juan estaba confundido pero intrigado por lo que el alcalde tenía que decirle.

El alcalde explicó que la ciudad de papel estaba siendo atacada por un malvado dragón que había estado causando estragos y destrucción por todas partes. La gente estaba asustada y necesitaban desesperadamente encontrar una solución para salvar su hogar.

"Juan" , dijo el alcalde con seriedad, "tú eres el único capaz de vencer a este dragón". El niño se sorprendió aún más ante esa afirmación.

¿Cómo podía alguien como él derrotar a un poderoso dragón? El alcalde le entregó a Juan un lápiz especial, brillante y mágico. Explicó que con ese lápiz podía dibujar cualquier cosa y cobrar vida real. Pero solo funcionaría si Juan creía en sí mismo y utilizaba su imaginación para enfrentar los desafíos.

Sin pensarlo dos veces, Juan tomó el lápiz y decidió que iba a hacer todo lo posible para salvar la ciudad de papel. Se puso sus gafas y se preparó para enfrentar al dragón.

Con cada trazo del lápiz mágico, Juan dibujaba armas impresionantes y valientes guerreros que luchaban contra el dragón.

A medida que las batallas se desarrollaban en su cuarto, Juan descubrió algo sorprendente: ¡era mucho más inteligente y valiente de lo que jamás había imaginado! Poco a poco, la ciudad de papel comenzó a recuperarse gracias a los esfuerzos de Juan. Los habitantes estaban maravillados por su coraje y determinación para protegerlos.

Finalmente, llegó el día en que Juan se encontró cara a cara con el malvado dragón. Este era enorme y poderoso, pero Juan no tuvo miedo. Sabía que tenía dentro de sí la fuerza necesaria para vencerlo. "¡Juan!", rugió el dragón amenazante. "No puedes derrotarme".

Pero nuestro valiente niño no se dejó intimidar. Juan cerró los ojos por un momento y visualizó una estrategia en su mente. Luego abrió sus ojos y dibujó una red gigante con su lápiz mágico.

Con un movimiento rápido, lanzó la red sobre el dragón atrapándolo por completo. El malvado dragón estaba inmovilizado y completamente derrotado gracias al ingenio de Juan. La ciudad de papel celebraba con alegría mientras honraban a su héroe pequeño pero valiente.

El alcalde hizo un discurso destacando el valor y la inteligencia de Juan, y lo nombró el defensor oficial de la ciudad. Desde aquel día, Juan nunca dudó de su capacidad para enfrentar desafíos.

Aprendió que con imaginación, confianza en sí mismo y un poco de ayuda mágica, podía superar cualquier obstáculo que se le presentara.

Y así, nuestro querido Juan demostró al mundo que no importa cuán diferentes seamos o qué dificultades enfrentemos, siempre hay una forma de encontrar nuestra fortaleza interior y brillar como las estrellas en el cielo.

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