El lápiz mágico de la amistad



Había una vez, en un pequeño pueblo de Argentina, dos niños llamados Martín y Sofía. Eran los mejores amigos y siempre compartían todo juntos.

Un día, mientras estaban en la escuela, el maestro anunció que había un concurso de dibujo y el premio era un hermoso lápiz de colores. Martín y Sofía se emocionaron mucho al escuchar esto. Ambos eran muy talentosos para dibujar y querían ganar ese lápiz de colores tan especial.

Pero cuando el maestro les entregó una sola hoja de papel, comenzaron a discutir sobre quién lo utilizaría. "¡Yo quiero dibujar con ese lápiz!"- exclamó Martín. "¡No! ¡Yo lo necesito más que tú!"- respondió Sofía.

La discusión se convirtió en una pelea y ambos terminaron agarrándose del brazo intentando quitarle el papel al otro. La tensión aumentaba cada vez más hasta que finalmente uno de ellos tiró del papel tan fuerte que se rompió en pedazos.

Ambos niños quedaron sorprendidos por lo que habían hecho. Se miraron el uno al otro con tristeza e inmediatamente sintieron remordimiento por su comportamiento egoísta.

Después de unos momentos de silencio, Martín dijo: "Sofía, lamento mucho haberme dejado llevar por la emoción del momento y haber arruinado nuestra amistad por algo tan trivial como un lápiz". Sofía suspiró y asintió con la cabeza: "Tienes razón, Martín. Nuestra amistad es mucho más valiosa que cualquier premio. No deberíamos haber peleado".

Ambos niños se abrazaron y prometieron nunca más dejar que algo material los separara. Decidieron que lo más importante era su amistad y no un simple lápiz de colores.

Al día siguiente, Martín y Sofía fueron a la tienda de artículos escolares juntos y compraron dos lápices de colores nuevos para compartir. Aprendieron a trabajar en equipo, ayudándose mutuamente en sus dibujos y disfrutando cada momento juntos.

El concurso de dibujo llegó, pero esta vez Martín y Sofía participaron como un equipo. Su trabajo fue tan hermoso y lleno de amor que el jurado decidió otorgarles el primer lugar.

Martín y Sofía recibieron una medalla por su amistad inquebrantable y aprendieron la lección más valiosa: que el verdadero premio es tener a alguien con quien contar, alguien con quien compartir risas, tristezas e incluso lápices de colores. Desde ese día en adelante, Martín y Sofía siempre recordaron el significado de la amistad verdadera.

Juntos enfrentaron muchos desafíos en sus vidas, pero siempre supieron que podían contar uno con el otro sin importar qué. Y así, vivieron felices para siempre valorando su amistad sobre todas las cosas.

FIN.

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