El lápiz parlanchín
Érase una vez en una escuela muy especial, donde los lápices tenían la asombrosa habilidad de hablar. Todos los días, los niños esperaban ansiosos el momento de sacar sus lápices para escuchar las divertidas historias y consejos que les contaban.
La protagonista de esta historia es Martina, una niña curiosa y creativa que amaba dibujar y escribir cuentos. Un día, Martina encontró un lápiz muy especial en su estuche. El lápiz parlanchín se llamaba Mateo, y desde el primer momento en que Martina lo tomó en sus manos, comenzó a contarle maravillosas historias sobre aventuras, amistad y valentía.
-Mateo, ¿cómo es que puedes hablar? -preguntó Martina sorprendida.
-Oh, querida Martina, todos los lápices de esta escuela tienen el don de hablar. Solo necesitan encontrar a su compañero perfecto, alguien con quien compartir muchas historias y aventuras -explicó Mateo con entusiasmo.
A partir de ese día, Martina y Mateo se volvieron inseparables. Juntos escribieron cuentos fantásticos e imaginaron mundos increíbles donde los sueños se hacían realidad.
Pero un día, la escuela se vio en peligro. El malvado profesor Borratinta quería cerrarla para construir un estacionamiento. Martina y Mateo sabían que debían hacer algo para salvar su amada escuela. Así que, con la ayuda de los demás lápices parlanchines, organizaron una protesta creativa. Dibujaron mensajes de amor y creatividad por todas partes, y lograron conmover el corazón de la comunidad entera. El profesor Borratinta, emocionado por el impacto positivo que la escuela tenía en los niños, decidió cambiar de opinión y apoyar el desarrollo del talento artístico.
Gracias a la valentía y creatividad de Martina y Mateo, la escuela se convirtió en un centro de inspiración y creatividad, donde los lápices parlanchines continuaron contando historias alegres y llenas de enseñanzas para todos los niños que anhelaban aprender y soñar.
Y así, Martina y Mateo demostraron que la amistad, la valentía y la creatividad pueden cambiar el mundo.
FIN.