El lazo de la amistad



Había una vez en una pequeña escuela de un barrio tranquilo, dos niñas llamadas Lorena y Lucía. Lorena era nueva en la escuela y Lucia fue la primera en acercarse a ella para hacerla sentir bienvenida.

- ¡Hola! ¿Cómo te llamas? Yo soy Lucía - dijo Lucía con una sonrisa amable. - Hola, yo soy Lorena. Gracias por acercarte a hablarme. Estaba un poco nerviosa por ser nueva - respondió Lorena tímidamente.

Desde ese día, Lorena y Lucía se convirtieron en las mejores amigas. Jugaban juntas en el recreo, compartían sus meriendas y se contaban secretos. Eran inseparables y todos en la escuela sabían que donde estaba una, la otra no tardaba en aparecer.

Pero un día, algo cambió entre ellas. Durante un juego en el patio del colegio, Lorena accidentalmente rompió sin querer la pulsera favorita de Lucía.

- ¡Ay! ¡Mira lo que hiciste! ¡Esa pulsera era muy importante para mí! - exclamó Lucía con lágrimas en los ojos. - Lo siento mucho, fue un accidente. No lo hice a propósito - se disculpó Lorena sintiéndose mal por lo sucedido.

A pesar de las disculpas de Lorena, Lucía estaba muy molesta y decidió alejarse de su amiga. Así pasaron los días sin hablarse ni mirarse siquiera.

La tristeza invadió el corazón de Lorena al darse cuenta de que había perdido a su mejor amiga por algo tan insignificante como una pulsera rota. Decidió entonces hacer algo al respecto para arreglar las cosas. Un día, durante el recreo, Lorena se acercó nuevamente a Lucía con algo detrás de su espalda.

- Lucía, sé que cometí un error al romper tu pulsera y lamento mucho haber causado esto entre nosotras. Quiero regalarte algo especial para demostrarte cuánto valoro nuestra amistad - dijo Lorena con sinceridad mientras le extendía una caja envuelta con papel brillante.

Lucía aceptó la caja con curiosidad y al abrirla encontró dos pulseras nuevas: una para ella y otra igual para Lorena. - Son hermosas...

¡Gracias! Pero no deberías haber gastado dinero en comprarme otra pulsera después de lo ocurrido - dijo Lucía sintiéndose avergonzada por su actitud anterior. - No importa el precio del regalo; lo que realmente importa es nuestra amistad.

Aprendí que cometer errores es normal, pero lo importante es cómo reaccionamos ante ellos y cómo tratamos a quienes queremos cuando nos equivocamos - explicó Lorena con cariño. Lucía abrazó a su amiga emocionada y ambas se reconciliaron en medio del patio lleno de compañeros felices por verlas juntas nuevamente.

Desde ese día, prometieron comunicarse mejor cuando surgieran problemas entre ellas y valorar cada momento compartido como verdaderas amigas inseparables. Con esta experiencia aprendieron que los errores son oportunidades para crecer como personas e fortalecer aún más los lazos de amor y amistad genuina.

Y así, Lorena y Lucia siguieron siendo mejores amigos durante muchos años más disfrutando juntos cada aventura que les esperaba. El fin

FIN.

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