El lazo eterno de Luna


Había una vez en un pequeño pueblo, una perrita llamada Luna que tuvo una camada de cachorros. Sin embargo, un día Luna decidió abandonar a sus crías en busca de aventuras.

Los cachorritos quedaron solos y desamparados, hasta que fueron encontrados por una familia amorosa que decidió adoptarlos. La hija de la familia, llamada Sofía, se encariñó inmediatamente con los perritos y les puso nombres: Rocky, Bella y Oliver.

Los días pasaban y los cuatro se volvieron inseparables. Jugaban juntos en el jardín, dormían abrazados por las noches y compartían cada momento feliz. Rocky era el más travieso de todos, siempre inventando travesuras que causaban risas en la casa.

Bella era la más tranquila y cariñosa, disfrutaba acurrucarse junto a Sofía mientras leía cuentos. Y Oliver, el más pequeño de la camada, era valiente y curioso. Los años pasaron volando y los perritos crecieron fuertes y felices junto a Sofía.

Sin embargo, el tiempo no perdona y llegó el día en que Rocky cruzó el arcoíris dejando un vacío en sus seres queridos. Bella lo siguió poco después al cielo de los perros.

Oliver sintió mucho la partida de sus hermanos pero encontró consuelo en Sofía quien lo cuidaba con amor incondicional. Juntos continuaron su vida llena de alegría y aventuras. Pasaron tardes enteras correteando por el parque o descansando bajo la sombra de un árbol.

Un día, ya anciano pero lleno de vitalidad, Oliver miraba al cielo estrellado recordando a Rocky y Bella con nostalgia cuando vio dos estrellas brillantes que destellaban con fuerza.

¡Eran sus hermanos! Desde ese momento supo que ellos lo acompañaban desde arriba velando por su felicidad. Oliver vivió muchos años más rodeado del amor de Sofía hasta que también llegó su momento de partir hacia el cielo canino donde se reencontraría con Rocky y Bella para nunca separarse nuevamente.

Y así fue como Oliver demostró que aunque la vida tenga momentos difíciles o tristes siempre hay luz al final del camino si tenemos a quienes amamos cerca nuestro para guiarnos hacia la felicidad eterna.

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