El legado de Adriana



Había una vez en Barranquilla, Colombia, una niña llamada Adriana. Era una niña hermosa y alegre a la que le encantaba jugar todos los días. A pesar de tener cáncer, nunca perdía su sonrisa y su espíritu juguetón.

Adriana tenía un parque favorito cerca de su casa donde pasaba horas correteando, columpiándose y jugando con sus amigos. Un día de diciembre, mientras jugaba en el parque, Adriana se sintió débil y tuvo que sentarse en un banco.

Sus amigos preocupados se acercaron a preguntarle qué le pasaba. "¿Estás bien, Adriana? ¿Necesitas algo?", preguntó Juanita, su mejor amiga. Adriana sonrió débilmente y les dijo que se sentía cansada pero feliz de estar con ellos.

De repente, Adriana cerró los ojos y dejó de respirar. Sus amigos gritaron pidiendo ayuda mientras corrían en busca de algún adulto. Los médicos llegaron rápidamente al parque y trataron de reanimar a Adriana sin éxito.

La noticia de la muerte de la pequeña se extendió por toda la comunidad, dejando a todos sumidos en la tristeza. El parque donde solía jugar Adriana se convirtió en un lugar lleno de flores y globos en su memoria.

Todos los niños del barrio recordaban con cariño los momentos felices que habían compartido con ella. Días después del funeral de Adriana, sus amigos decidieron hacer algo especial para honrar su memoria.

Organizaron un torneo benéfico de juegos en el parque para recaudar fondos para niños enfermos como lo había sido Adriana. "¡Vamos chicos! ¡Juguemos por Adriana!", exclamó Juanita mientras comenzaban las competencias. El torneo fue todo un éxito y lograron recaudar mucho dinero para ayudar a otros niños enfermos.

La historia de amor y amistad que compartieron con Adriana inspiró a toda la comunidad a ser más solidaria y compasiva.

Desde ese día, el parque lleva el nombre "Parque Infantil Adriana" en honor a la niña valiente que siempre tenía una sonrisa dibujada en el rostro. Su legado perdurará por siempre en los corazones de quienes la conocieron y amaron.

Y así, aunque ya no esté físicamente presente, el espíritu juguetón y amoroso de Adriana sigue vivo entre sus amigos que aprendieron que el verdadero valor está en compartir momentos especiales con aquellos que amamos.

FIN.

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