El legado de Don Letras
Había una vez en un lejano planeta llamado Alfabeta, donde sus habitantes no sabían ni leer ni escribir. Vivían felices, pero algo faltaba en sus vidas.
Un día, llegó a Alfabeta un pedagogo muy sabio llamado Don Letras, quien se propuso enseñar a todos los habitantes del planeta el maravilloso arte de la lectura y la escritura.
Don Letras recorrió cada rincón de Alfabeta, enseñando a jóvenes y mayores las letras del abecedario y cómo formar palabras con ellas. Los habitantes del planeta estaban fascinados por este nuevo conocimiento y pronto empezaron a descubrir el increíble mundo que se escondía detrás de los libros.
"¡Miren qué maravilla! ¡Puedo leer cuentos y aprender sobre el universo!" exclamaba emocionado uno de los habitantes al descubrir un libro por primera vez. "¡Estoy escribiendo mi propia historia! Es como si pudiera plasmar mis pensamientos en papel", decía otro mientras garabateaba con entusiasmo.
Con el tiempo, Alfabeta se transformó en un lugar lleno de bibliotecas repletas de libros que narraban historias fantásticas, poemas inspiradores y conocimientos asombrosos. Los habitantes del planeta dedicaban sus días a leer, aprender y compartir sus experiencias con los demás.
Pero no todo sería fácil en Alfabeta. Pronto surgió un problema inesperado: algunos habitantes comenzaron a utilizar mal su nuevo poder para engañar y manipular a los demás. La confianza entre ellos se resquebrajaba poco a poco.
Ante esta situación, Don Letras decidió intervenir nuevamente. Convocó a todos los habitantes en la plaza central y les recordó la importancia de los valores como la honestidad, la solidaridad y el respeto mutuo.
Les habló sobre cómo la lectura podía ayudarles no solo a adquirir conocimientos, sino también a cultivar su espíritu y fortalecer su carácter. Los habitantes de Alfabeta reflexionaron sobre las palabras del pedagogo y decidieron poner en práctica lo aprendido.
Se comprometieron a ser mejores personas cada día, utilizando la lectura como herramienta para crecer juntos como comunidad. Con el paso del tiempo, Alfabeta se convirtió en un ejemplo para otros planetas cercanos.
Su amor por la lectura y sus sólidos valores inspiraron a muchos a seguir su camino hacia el conocimiento y la bondad.
Y así, gracias al esfuerzo de Don Letras y al compromiso de sus habitantes, Alfabeta se transformó en un lugar donde la felicidad no solo residía en las páginas de un libro, sino también en el corazón de cada uno de quienes lo habitaban.
FIN.