El legado de Don Mateo



Había una vez en la Escuela Primaria "Arcoíris de Sabiduría", una directora muy querida por todos los alumnos y docentes. Se llamaba África, y su pasión por la educación había dejado huella en cada rincón del colegio.

Un día, África anunció que se jubilaría al final del año escolar.

Todos quedaron sorprendidos y un poco tristes al principio, pero luego entendieron que era hora de que ella disfrutara de su merecido descanso después de tantos años dedicados a formar mentes brillantes. Los días pasaban y la incertidumbre crecía entre los estudiantes.

¿Quién sería el nuevo director o directora? ¿Continuarían las cosas igual de bien sin África al mando? Un mes antes de la jubilación de África, llegó a la escuela un hombre alto, con bigotes espesos y una sonrisa cálida. Se presentó como Don Mateo, el nuevo director.

Al principio, los niños lo miraban con desconfianza, extrañando a África y preguntándose si él podría estar a la altura. Pero Don Mateo demostró ser un líder excepcional desde el primer día. Organizó actividades divertidas para los alumnos, escuchaba sus ideas y preocupaciones, e incluso pintó murales coloridos en las paredes del colegio.

Pronto, todos empezaron a quererlo tanto como a África. El día de la jubilación de África llegó finalmente.

En una emotiva ceremonia en el patio de la escuela, los niños le dedicaron canciones y poesías mientras le entregaban regalos hechos a mano. África no pudo contener las lágrimas al ver cuánto cariño le tenían. "¡Gracias por todo lo que nos enseñaste! ¡Siempre te recordaremos con mucho amor!", dijo Valentina, una niña traviesa pero muy inteligente.

"Ustedes siempre tendrán un lugar especial en mi corazón", respondió emocionada África. Don Mateo tomó entonces la palabra y les aseguró a todos que seguirían trabajando juntos para hacer crecer aún más el espíritu educativo del colegio.

Y así fue como "Arcoíris de Sabiduría" siguió brillando con luz propia bajo el cuidado de Don Mateo, manteniendo vivo el legado dejado por África. Los niños aprendieron que aunque las despedidas duelen, también traen consigo nuevas oportunidades para crecer y aprender.

Y colorín colorado este cuento ha terminado... ¡por ahora!

FIN.

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