El legado de la amistad y la comprensión



idioma que se hablaba en la escuela. Evens, el mayor de los dos hermanos, estaba un poco preocupado por cómo iban a hacer para comunicarse con sus nuevos compañeros.

Un día, durante el recreo, Evens y Rosaline se acercaron tímidamente a un grupo de niños que estaban jugando al fútbol. Evens miró a su hermanita y le dijo:- Rosaline, tenemos que encontrar una manera de comunicarnos con ellos.

¿Qué te parece si aprendemos español? Rosaline asintió emocionada y ambos se pusieron manos a la obra. Durante las siguientes semanas, los hermanitos dedicaron todo su tiempo libre a estudiar español. Aprendieron palabras básicas como —"hola" , "adiós" y —"gracias" .

También practicaron frases simples como "¿cómo estás?" y "me llamo Evens/Rosaline". Finalmente, llegó el día en que se sintieron lo suficientemente seguros para intentar entablar una conversación con sus compañeros.

Se acercaron al grupo de niños del fútbol nuevamente y Evens saludó nerviosamente:- ¡Hola! Me llamo Evens y ella es mi hermana Rosaline. Los niños miraron sorprendidos pero sonrieron amigablemente. Uno de ellos respondió:- Hola Evens y Rosaline, yo me llamo Diego.

¿Cómo están? Evens sonrió al darse cuenta de que podían entenderse aunque fuera un poco difícil. - Estamos bien, gracias - respondió Evens-. Nos gusta mucho jugar al fútbol también. Diego invitó a los hermanitos a unirse al juego y así fue como Evens y Rosaline se integraron al grupo.

A pesar de las dificultades en el idioma, todos los niños se esforzaron por comunicarse y hacerse entender. Con el tiempo, Evens y Rosaline fueron mejorando su español y se hicieron amigos de muchos compañeros más.

Incluso comenzaron a ayudar a otros estudiantes que también estaban aprendiendo el idioma. Un día, mientras jugaban en el patio de la escuela, un niño nuevo llegó. Su nombre era Juanito y no hablaba ni una palabra de español.

Evens recordó cómo se había sentido al llegar a México sin saber el idioma y decidió ayudar a Juanito. - ¡Hola! Me llamo Evens - dijo con una sonrisa-.

¿Cómo te llamas? Juanito lo miró confundido pero entendió que le estaban hablando en un idioma diferente. Señaló hacia sí mismo y respondió:- Yo... Juanito. Evens asintió comprensivamente y comenzó a enseñarle algunas palabras básicas en español. Pronto, Juanito pudo decir —"hola"  y —"gracias" .

A medida que pasaba el tiempo, Evens, Rosaline y Juanito se convirtieron en grandes amigos. Juntos aprendieron más palabras en español e incluso formaron un club de intercambio cultural donde compartían sus tradiciones haitianas con los demás estudiantes.

La historia de Evens, Rosaline y Juanito inspiró a toda la escuela primaria Enrique C. Rébsamen. Los niños aprendieron que no importa qué idioma hables o de dónde vengas, siempre hay formas de comunicarse e integrarse si tienes la voluntad de aprender.

Y así fue como Evens, Rosaline y Juanito demostraron que el amor por el conocimiento y la amistad pueden superar las barreras del idioma.

Juntos, lograron crear un ambiente inclusivo y respetuoso en su escuela, donde todos los estudiantes eran valorados por lo que eran. Desde aquel día, la escuela primaria Enrique C. Rébsamen se convirtió en un lugar donde la diversidad era celebrada y todos los niños aprendían a hablar diferentes idiomas para poder entenderse mejor.

Y así, Evens, Rosaline y Juanito vivieron felices en su escuela nueva, sabiendo que habían dejado una huella de amistad y comprensión en el corazón de todos los estudiantes.

FIN.

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