El Legado de los Dragones


Había una vez en un lejano pueblo llamado Valle Encantado, donde vivían dragones de todos los colores y tamaños.

En ese lugar mágico, vivía Pepe, un abuelo muy especial que había tenido increíbles aventuras con sus nietas, Lola y Sofi. Un día, Pepe se recuperó por completo en el hospital y decidió llevar a sus queridas nietas al misterioso pueblo de los dragones.

Las niñas estaban emocionadas por descubrir ese lugar tan fascinante del que su abuelo les había hablado tanto. Al llegar al pueblo de los dragones, Lola y Sofi quedaron maravilladas al ver a las criaturas volando por los cielos y jugando entre las montañas.

Los habitantes del lugar eran amables y acogieron a la familia con mucho cariño. Los años pasaron en el Valle Encantado, y las niñas crecieron rodeadas de la magia de aquel lugar. Se convirtieron en valientes jóvenes llenas de bondad y amor por la naturaleza.

Un día, Lola tuvo una idea maravillosa: contarles a sus hijos las aventuras que vivieron con su abuelo entre dragones. Así fue como nacieron Mateo, Milagros y Benjamín, quienes escuchaban atentamente cada relato sobre los dragones del valle.

Los niños se prometieron cuidar a estas criaturas mágicas por toda la eternidad, siguiendo el legado de su abuelo Pepe. Un día soleado, mientras paseaban cerca del lago cristalino del valle, los niños vieron algo inusual: uno de los dragones más ancianos parecía enfermo.

Sin dudarlo un segundo, Mateo se acercó con cuidado al dragoncito moribundo. "Tranquilo amigo dragón", dijo Mateo con voz serena. "Voy a cuidarte como lo haría mi bisabuelo Pepe".

Con paciencia y dedicación, Mateo cuidó al pequeño dragón durante días enteros. Le brindó agua fresca del lago e hierbas curativas que encontraba en el bosque encantado. Poco a poco el dragoncito comenzó a recuperarse gracias al amor y cuidados recibidos.

Los otros habitantes del valle observaron admirados la noble acción de Mateo hacia el pequeño dragón enfermo. Desde ese momento, todos los niños del valle se comprometieron aún más en proteger a estas criaturas fantásticas que tanto amaban.

La noticia sobre la valentía de Mateo llegó hasta oídos lejanos e incluso otros pueblos vecinos empezaron a visitar el Valle Encantado para aprender sobre la importancia de respetar a todas las formas de vida en armonía con la naturaleza.

Y así fue como gracias al amor incondicional hacia los seres mágicos del Valle Encantado transmitido generación tras generación desde Pepe hasta Mateo y sus hermanos; lograron mantener viva la magia y protección hacia esos majestuosos seres voladores conocidos como Dragones por toda la eternidad.

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